Reforma educativa: ¿en qué momento estamos?
04 Dec 2015
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Desde que comenzaron las evaluaciones al desempeño docente, el pasado 14 de noviembre, en decenas de estados miles de maestros se han venido manifestando para expresar su repudio, en muchos casos bloqueando las sedes de aplicación de la prueba.
Como señala Luis Hernández Navarro, la evaluación ha fracasado en estados como Durango, Tlaxcala, Sonora, Zacatecas y Morelos. En Oaxaca, del total de convocados a evaluarse (6,000), menos del 45% (2,635) se presentó al examen. Mientras que en Guerrero, los maestros se manifestaron desde dentro de la sede de evaluación debido a la falta de equipos de cómputo para todos los asistentes y, de los 2500 que se presentaron para ser evaluados, menos del 14% (casi 400) realizó la prueba.
Ante el descontento magisterial y el anuncio de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) de realizar acciones para boicotear el examen, la SEP decidió diferir la aplicación de las pruebas. Sin empacho, el secretario de educación, Aurelio Nuño, salió a declarar que ésta modificación en el calendario responde a la necesidad de concentrar a la Policía Federal para garantizar la evaluación en aquellos estados en donde la CNTE es más fuerte (Michoacán, Oaxaca, Guerrero y Chiapas), es decir para imponerla a punta de macana.
Seis mil federales fueron enviados a imponer la evaluación en Guerrero y es de esperarse que miles más sean enviados una semana después a Chiapas, en donde la fortaleza mostrada por la organización magisterial las últimas semanas puede llevar a mayores enfrentamientos, haciendo indispensable buscar las vías para salir del aislamiento.
Sobre el balance de la dirección de la CNTE
Tanto el diferimiento de las evaluaciones como el relativo freno a las mismas en algunos estados, producto de la movilización, han llevado a la dirección de la CNTE a sacar el balance de que la reforma educativa está “empantanada” mientras avanza el fortalecimiento de la Coordinadora.
Partiendo de reivindicar la heroica resistencia que -a pesar de la represión desatada- la CNTE y otros sectores magisteriales vienen oponiendo a la evaluación punitiva, queremos discutir fraternalmente este balance, con el ánimo de aportar a la caracterización del momento por el que está pasando la implementación de la reforma educativa y, sobre esta base, discutir las perspectivas para el magisterio.
Si bien es cierto que el gobierno de Peña Nieto, los partidos tradicionales y las instituciones del régimen continúan arrastrando una profunda falta de legitimidad en el México post Ayotzinapa y que el aumento del autoritarismo y la represión para imponer sus planes es un reflejo de esta debilidad, también lo es el hecho de que las grandes movilizaciones por la presentación con vida de los 43 normalistas han retrocedido, y que a partir de las elecciones de junio el gobierno ha logrado recomponerse parcialmente, imponiendo una situación reaccionaria que se concentra en el ataque al magisterio.
La extinción del IEEPO, la militarización cada vez mayor de Oaxaca, el congelamiento de cuentas sindicales, cuatro maestros oaxaqueños presos en un penal de máxima seguridad, la liberación de decenas de órdenes de aprehensión contra normalistas y maestros en Michoacán y Oaxaca, el asesinato de los profesores Alejandro Leal Díaz (ex secretario general de la Sección 22) y Ubaldo Cortés Garzón el 23 de septiembre, el reciente asesinato de la maestra Marjorie Xolio Meléndez, la represión a las manifestaciones contra la evaluación, amedrentamiento, coerción y humillación en las escuelas, la negativa del gobierno a entablar diálogo, etc., todo esto muestra la intención del gobierno de imponerse a toda costa.
¿A qué responde este brutal ataque?
Consideramos que con esta ofensiva sobre los maestros -especialmente contra la Sección 22- el gobierno busca, estratégicamente, asestar una derrota histórica a la CNTE, golpeando así al conjunto de los trabajadores para imponer una estabilidad reaccionaria y garantizar el avance de sus planes proempresariales y de entrega al imperialismo.
Es por ello que consideramos que el diferimiento de las fechas de evaluación, lejos de significar un “empantanamiento” de la reforma, es una movida táctica del gobierno en su empeño por avanzar en su objetivo de aplastar al magisterio. Si bien la resistencia magisterial ha llevado a frenar parcialmente la evaluación, visto desde una óptica nacional, la evaluación está avanzando y los despidos penden como espada de Damocles sobre aquellos compañeros que decidieron no evaluarse.
No olvidemos, por otra parte, que de la mano de la reforma educativa viene avanzando la privatización de la educación, como lo muestra el anuncio de los bonos de infraestructura escolar, mientras se prevé una reducción en el presupuesto para la SEP y se prepara la implementación de la reforma a las normales.
¿Qué perspectiva proponemos?
Las acciones contra la evaluación en varios estados, incluyendo movilizaciones masivas como en Michoacán, Oaxaca, Guerrero y Chiapas, muestran la disposición de amplios sectores del magisterio a resistir el ataque. Sin duda es necesario desarrollar estas tendencias no solo para parar la evaluación, sino para echar abajo la reforma y revertir efectivamente la ofensiva sobre los maestros y la educación pública.
Sin embargo, la estrategia gubernamental se centra precisamente en liquidar esta resistencia, que aún es insuficiente para detener el ataque, e incluso se encuentra por detrás de lo alcanzado en 2013. Mientras tanto, el gobierno avanza con medidas reaccionarias contra otros sectores de trabajadores e instituciones educativas, como en el IEMS y la UACM.
En estas condiciones, antes de buscar el diálogo con un gobierno que busca aplastarnos es indispensable adoptar en primer lugar medidas de defensa. Es necesario profundizar y desarrollar exponencialmente lo iniciado por el Consejo Mexicano de Investigación Educativa (Comie), que denuncia el carácter autoritario de la reforma educativa y defiende a los maestros como actores imprescindibles en la necesaria transformación educativa.
Para ello, debemos apelar al sentimiento democrático que se expresó a lo largo y ancho del país con las grandes movilizaciones por Ayotzinapa. Si durante aquellos meses la indignación masiva se manifestó por el asesinato de tres y la desaparición de 43 futuros maestros a manos del Estado (en colusión con el narco), ahora se trata de defender a los cientos de miles de maestros que el mismo régimen pretende someter.
Los sindicatos y centrales que se reclaman opositoras (en primer lugar la Nueva Centra de Trabajadores y la Unión Nacional de Trabajadores), el movimiento estudiantil, organismos de derechos humanos, organizaciones sociales, populares y de izquierda, el movimiento de mujeres, personalidades de la academia, la cultura, la ciencia y las artes, etc. todas y todos debemos salir junto a la CNTE en defensa del magisterio, exigiendo el alto a la represión, la libertad inmediata de los maestros presos, el cese inmediato de las órdenes de aprehensión, la desmilitarización inmediata de Oaxaca y todo el país y no a los despidos. Manifestándonos con diversas acciones como campañas gráficas, fotografías solidarias, videos, pintas, mantas en las escuelas y centros de trabajo y sobre todo apareciendo masivamente en las calles.
Junto a ello, y manteniéndonos inamovibles en una política de independencia de clase, llamemos a las bases del Morena a que le exija a la dirección de ese partido –que la única salida que ofrece son las elecciones mientras el ataque es ahora- que ponga todos sus recursos y fuerzas al servicio de defender al magisterio, codo a codo, en las calles y sin ningún condicionamiento electoral.
Al mismo tiempo, una campaña democrática de estas características nos permitiría preparar las condiciones para pasar a la ofensiva, mediante la coordinación de las luchas y el impulso del frente único a través de la discusión democrática de un programa y un plan de acción unificados, en la perspectiva del paro nacional.
En las escuelas, proponemos que los compañeros convocados –principalmente aquellos que decidieron no evaluarse- les exijan a los delegados sindicales el llamado a asambleas para discutir democráticamente cómo cobijar a los compañeros y la necesidad de ganar a los padres de familia como aliados, a partir de explicarles en primer lugar el aspecto privatizador de la reforma. Y que la CNTE se ponga a la cabeza de coordinar estas experiencias de organización.
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