Represión, militarización y lucha de los trabajadores.

01 Jun 2007   |   comentários

Recientemente Calderon presentó un plan hasta el año 2030. Ante lo más «selecto» de los empresarios, apareció como el garante de la estabilidad que requieren los negocios capitalistas no sólo durante este sexenio, sino para los próximos… 23 años. El gobierno panista se muestra así como el representante más orgánico del «orden» reaccionario, que desean implantar en el país los monopolios y grandes patrones. Este «plan» busca garantizar «reformas profundas», es decir un mayor ataque sobre las condiciones de vida, la entrega de los recursos naturales y los energéticos a las grandes el trasnacionales, así como el fortalecimiento de las instituciones represivas del estado.

El de Calderón: un gobierno «blindado»

En los últimos meses, el gobierno implementó un gran despliegue de tropas, declarando la guerra al narco. La campaña publicitaria en los medios de comunicación presenta unas fuerzas armadas que protegen al «ciudadano común». Es, por un lado, un intento por disciplinar a los grandes cárteles que montaron un ejército paralelo y compraron a amplios sectores del aparato de seguridad del estado, lo que echa luz sobre la crisis de las instituciones y sus vínculos con el narco. Por otra parte, la presencia del ejército en las calles quiere inhibir el descontento de los trabajadores, y es un verdadero ataque a las libertades individuales y democráticas, que va de la mano con duros
golpes a los que luchan.
Cuenta para esto con el apoyo de la clase dominante y el aval de las clases medias conservadoras, así como con la fortaleza que le da el acuerdo PAN-PRI quienes, en el Congreso, votaron conjuntamente las reformas al Código Penal. El objetivo central de esta política de Calderón es fortalecer el ataque capitalista y poner a la defensiva a los trabajadores y la juventud combativa.

Una salida reaccionaria a la lucha

Y es que, esta campaña es ni más ni menos, que una respuesta reaccionaria del régimen de la alternancia a la movilización obrera y popular que se expresó desde el movimiento democrático antifraude hasta las grandes luchas de Sicartsa y Oaxaca. Y, si el foxismo no pudo frenar la protesta, lo intenta hacer su sucesor, apoyándose en un mayor protagonismo de los militares e, intentando quitar la imagen de ilegitimo y débil que arrastra como residente, aunque al precio de de quedar –en los hechoscomo un probable rehén de las F.AA. Si Calderón hace esto es porque - después de la entrada de la PFP en Oaxaca-, la lucha de los trabajadores, continuó. El 1 y el 2 de mayo se mostró una fuerte tendencia a la unidad obrera y popular en las calles. Y, en las semanas siguientes, la CNTE y t r a b a j a d o universitarios siguieron su lucha; como el 21 de mayo que paralizaron la UNAM y otras escuelas, y el 1 de junio cuando miles de trabajadores organizados, se manifestaron en luchas estados del país. Estas luchas se dan pese a que los dirigentes de la UNT y el SME no convocaron a la huelga nacional, como propuso la CNTE. Estos sindicatos, que se posicionan como opositores, podían llamar al conjunto del movimiento obrero a una gran lucha en las calles, así como a la base de los sindicatos industriales controlados por el CT- CTM. Con todo, fue la presión de las bases la que los obligó a realizar los paros cívicos, como se vio el 1 de junio y el 21 de mayo, lo que no evitó que la base combativa cuestionara con una gran rechifla a Agustín Rodríguez. Hoy, los trabajadores de la educación muestran el camino de lucha a seguir por el resto del movimiento obrero. Y como se ve en el STUNAM, comienza a surgir una vanguardia combativa que cuestiona a su dirección y puede orientarse hacia una política alternativa. Los trabajadores están en el centro de la escena nacional y de la lucha contra el gobierno. Las perspectivas están abiertas: si el movimiento obrero profundiza su lucha y pone en práctica sus métodos como la huelga y la movilización en las calles, puede abrirse una etapa de mayor agudización de la lucha de clases. Si esta perspectiva no se concreta, el gobierno intentará entonces ahondar su política represiva y sus planes (como la reforma laboral), para dar lugar a una situación más reaccionaria para los trabajadores.

Preparar la huelga nacional contra la represión y los planes

Si, después de las luchas que recorrieron el país el ultimo año, Calderón tiene las fuerzas para su política, es debido a cómo actuaron las direcciones del movimiento obrero y popular. Los dirigentes sindicales opositores se negaron a coordinar as luchas hacia la huelga general y, aunque realizaron acciones conjuntas y de solidaridad con la CNTE, sindicatos como el SME no hicieron realidad su promesa de «bajar el swich». en el caso de AMLO y el PRD, cuando estaban en la cresta de las movilizaciones contra el fraude, evitaron que éstas se r a d i c a l i z a r a n , frenándolas y llamando a confiar en la acción pacífica del «gobierno legítimo» y sus parlamentarios. Y es que AMLO y el PRD plantean que la oposición debe hacerse principalmente por vía institucional. Pero ya vimos l resultado de conducir la lucha antifraude a esa vía: Calderón no sólo gobierna sino que está lanzando su ataque. Ante esto, no podemos esperar frenarlo confiando en la acción del Congreso de la Unión y de una justicia que está claramente al servicio de los intereses capitalistas.
Aunque las contradicciones en el régimen (con el PRD y con sectores del PRI) compliquen la política reaccionaria de Calderón, los trabajadores, confiemos sólo en nuestras fuerzas. Necesitamos una gran lucha en las calles, con un plan de movilización y a acción, y un programa que unifique el conjunto de las demandas democráticas con las reivindicaciones más sentidas por el movimiento obrero y popular. Los sindicatos –junto con organismos de derechos humanos-, deben encabezar la movilización. Con millones en las calles para luchar consecuentemente por la libertad de todos los presos políticos de Atenco, Oaxaca y el país, contra la militarización y por la disolución de la PFP y cuerpos represivos del estado. El SME, UNT, la CNTE, tienen la responsabilidad de llamar a una huelga nacional contra la represión, para echar atrás la ley del ISSSTE y la anunciada reforma laboral que busca esclavizar a los trabajadores. Hay que rodear de solidaridad las luchas y movilizaciones que se están realizando, como el plantón de los compañeros de la CNTE en eI ISSSTE, y el que anuncian realizar en Oaxaca el día 18 de junio. Para avanzar en este camino, los trabajadores combativos y democráticos tenemos que organizar asambleas de base en los lugares y centros de trabajo para votarle a las direcciones sindicales la convocatoria efectiva e este paro. Debemos coordinarnos y transformar el Consejo Nacional de Huelga (que hasta hora es un órgano de decisión de las direcciones sindicales) en un organismo más amplio y ara la lucha, basado en delegados rotativos y revocables votados en asambleas de base, que asistan al CNH con mandato de sus centros de trabajo. Este CNH podría discutir un pliego único de reclamos, que responda a las demandas de los oprimidos y explotados del país, por ejemplo los campesinos e indígenas pobres que viven la miseria de las transnacionales y represión de las guardias blancas en el campo, que luche por el no pago de la deuda para garantizar los recursos para la educación y la salud. Para revertir el ataque a la seguridad social y a las pensiones pelear por aumento alarial de emergencia y escala móvil de salarios de acuerdo a la inflación. Por el reparto de las horas de trabajo (con igual remuneración) entre empleados y desempleados. Con la movilización y la huelga nacional demos echar atrás el ataque de los capitalistas y la represión de su régimen de la alternancia.









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