Israel
Se conforma nuevo gobierno asesino
13 Mar 2009
| comentários
Con el nombramiento de Benjamin Netanyahu, del derechista partido Likud, al frente del nuevo gobierno en Israel, se comienza a definir la política interior y exterior para el próximo periodo: más racista, colonizadora y asesina del pueblo palestino.
Durante varios días, el proceso electoral israelí permaneció indefinido por el cerrado resultado en los comicios del 10/02, donde la diferencia entre el Likud y el centroderechista Kadima, de la todavía ministra de exteriores Tzipi Livni, fue de sólo una banca en el Knesset (Congreso).
Los lazos y acuerdos con una parte de las fuerzas de ultraderecha, a raíz de sostener las posiciones más duras con respecto al conflicto palestino, colocaron al frente al candidato del Likud para dirigir al nuevo gobierno. Netanyahu de inmediato se rodeó de los políticos más duros. Tal es el caso de Avigdor Lieber-man, un político xenófobo caracterizado por sus planteamientos racistas, antiárabes y profundamente antipalestinos.
Es claro que este nuevo gobierno de halcones con Netanyahu a la cabeza, es una coalición de las posiciones más reaccionarias, racistas y ultra religiosas que, más allá de sus diferencias, comparten su abierta hostilidad a la creación de un Estado Palestino y promueven la intensificación de la colonización en los territorios palestinos como en Cisjordania.
Perspectivas
Aunque Netanyahu concitó el apoyo de los sectores de extrema derecha, esta coalición no será tersa y homogénea. Dentro de ella, lidian partidos ultra-religiosos enfrentados entre sí, con partidos laicos pero racistas, antiárabes y ul-tranacionalistas. Por ello busca una coalición más «moderada» con Livni y el actual ministro de defensa Ehud Barack (del partido laborista), pero ambos se han negado, previendo que una posible ruptura de la coalición los dejará mejor posicionados frente al resto de las fuerzas políticas actuantes.
Consciente del problema que significa frenar al posicionamiento geoes-tratégico de Irán, a raíz de su armamento nuclear y su apoyo a Hamas y Hezbollah, Netanyahu busca concitar el apoyo de estos sectores de la derecha moderada. Lo cierto es que ni de la mano de Livni ni de los laboristas, cambiaría radicalmente la política opresiva sobre el pueblo palestino y sobre los árabes dentro y fuera de sus fronteras.
Igualmente, las dificultades que el nuevo gobernante sionista tendrá que sortear para hallar una salida al conflicto árabe israelí le avizoran un complicado panorama, pues a pesar de que, con la reciente ofensiva los sionistas propinaron un duro golpe por la resistencia en palestina, no consiguieron su objetivo de propiciar la caída de Ha-mas o debilitar cualitativamente a esta organización, que se mantuvo en pie y aún salió fortalecida, mientras que la dirección colaboracionista y pro imperialista de Abbas quedó desprestigiada. Esto significa, primero, que continuará la resistencia palestina contra el invasor sionista y, además, que la hegemonía de Israel en la región no se recompuso, sino que incluso sus lazos con las naciones árabes más colaboracionistas se debilitaron por la brutalidad del ataque.
Posición de EEUU
En varios medios se señaló que un gobierno más apegado a la ultraderecha podría acarrear algunas fricciones con el gobierno norteamericano de Barack Obama, quien se encuentra bajo la presión de la base social que lo votó que le exige poner orden en el conflicto. Lo cierto es que aunque tales fricciones existan en lo general, lo que tiene en común el nuevo gobierno derechista con el jefe de la Casa Blanca es su deseo de mantener el predominio y hegemonía de Israel en la región, sobre todo frente a países como Irán.
En ese sentido, sus intereses y enemigos son comunes, y sus resoluciones similares: Obama justificó la brutal ofensiva sobre Gaza bajo el argumento de la defensa israelí y mantiene su apoyo al brutal bloqueo económico sobre los palestinos mientras persista el gobierno de Hamas. Su «plan de paz» está basado en la supuesta solución de «dos estados», lo que naturaliza la existencia de guetos sin unidad territorial; implica perpetuar el control israelí de las fronteras y los bienes elementales como el agua, obligando a renunciar al pueblo palestino al libre tránsito, y condenando a los más de 4 millones de refugiados palestinos a permanecer sin tierra.
Es fundamental que el resto de los trabajadores del mundo mantengamos la lucha por la defensa del pueblo palestino, por el castigo a los asesinos de Gaza; no bajemos la guardia y permanezcámos en alerta ante cualquier nueva agresión del estado sionista contra el pueblo palestino.
No hay comentarios para este artículo