Siria: continua la rebelión de las masas arabes
07 May 2011
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Siria es un país ubicado en el suroeste asiático muy cerca del norte de África. Cuenta con 20 millones de habitantes. Ha sido gobernado por el partido Baaz desde 1963. Bashar al Assad que heredó la presidencia en el año 2000 al morir su padre, que se impuso al frente del gobierno con un golpe de Estado en 1970.
La lucha contra la dictadura del partido Baaz
Las revueltas en el Magreb y Medio Oriente se han extendido a este país. El 18 de marzo miles se manifestaron en Damasco, la capital, bajo el grito de libertad, no a la corrupción y no a la violencia. Manifestación en la que por lo menos murieron 5 personas y cientos resultaron heridas en enfrentamientos con la policía. Pese a la resolución gubernamental de prohibir las manifestaciones públicas, en respuesta al día siguiente en Deraa (ciudad importante por sus rutas comerciales) miles volvieron a salir a las calles, coreando la consigna ¡Revolución, revolución, levántate provincia de Hauran!
Después de 9 días de manifestaciones en el país, en las que cada vez salían más personas a las calles a sumarse a las movilizaciones, y de la represión que provocó decenas de muertos, el gobierno prometió poner fin al estado de emergencia, vigente desde 1963; establecer nuevos mecanismos anticorrupción; un alza salarial de 30% para los empleados públicos; nuevas leyes que permitan más libertad de prensa; y la creación de otros movimientos políticos además del partido Baaz, que gobierna Siria desde hace 50 años.
Sin embargo, las masas populares sirias no confían en las promesas del gobierno de Assad, que ha mantenido un régimen autoritario y represivo. A principios de abril, en un intento desesperado por contener la insurrección, a través de sus mediadores el presidente intentó acercarse a los grupos opositores con un doble discurso, pues mientras llamó a los kurdos y a la juventud que integra el movimiento contra el régimen a entablar un diálogo, e incluso el 8 de abril emitió un decreto en el que se le concedía a los kurdos la nacionalidad siria, continuaba reprimiendo cada una de las manifestaciones.
El 21 de abril, presionado por las manifestaciones, el gobierno derogó el estado de emergencia. Este prohibía las reuniones públicas y sirvió para perseguir a la oposición por más de 40 años. Sin embargo, esto ya no es suficiente, pues ahora las masas sirias luchan por la libertad de los cientos de presos políticos que han sido detenidos en estos meses, claman por que se haga justicia y se castigue a los responsables de los asesinatos de cientos de personas durante las manifestaciones, así como libertad de decisión política, la democratización de las decisiones del país y la caída del régimen actual.
Se profundiza la represión
Las manifestaciones en las calles continuaron y la represión se ha agudizado. Los sepelios de los caídos en las movilizaciones se han convertido en actos políticos a los que asisten miles de personas y han sido reprimidos brutalmente por la policía. A finales de abril el ejército sirio bombardeó Deraa, una ciudad del sur, para “restablecer la calma”. Esta estrategia y el uso de artillería pesada se ha repetido una y otra vez en contra del pueblo pobre sirio. Mientras tanto, Hugo Chávez declaraba que el gobierno de Siria era víctima de un complot del imperialismo, justificando así el uso de la fuerza en contra del pueblo sirio y dándole respaldo político a Assad como lo hizo con Kadafi .
Contra las condiciones de opresión social y política se han comenzado a levantar sectores de las masas sirias. Mientras que el régimen reprime y amenaza con la posibilidad de un enfrentamiento entre las distintas comunidades religiosas que componen el país, agitando el fantasma de la guerra civil, el imperialismo intenta usar a su favor la movilización para imponer sus intereses, como está haciendo en Libia.
Mientras se termina de escribir esta nota las protestas continúan en Siria y el gobierno endurece la represión. Hasta el momento se cree que han muerto más de 500 personas y hay cientos de desaparecidos, mientras que el imperialismo yanqui y europeo se frota las manos al ver una oportunidad de intervenir en otro país para poder sostener la hegemonía en la zona, terminando con uno de los gobiernos del llamado eje del mal.
El imperialismo francés el yanqui y la ONU, se han confabulado hipócritamente llamando a aplicar sanciones económicas a Siria, buscando así ganarse la confianza de las masas movilizadas y presionar al régimen para una salida favorable a sus intereses político-económicos.
Pero está en las manos de las masas sirias el futuro de su país: mantener la resistencia en contra del régimen opresor de Assad sin permitir que el imperialismo tenga algún tipo de injerencia en el conflicto. Lo que liberará a los sirios finalmente es derribar las estructuras de dominación y el régimen de explotación. Pero para eso deben acumular experiencia y victorias echando abajo al gobierno de Assad, y después organizar su estado desde una perspectiva de clase. De lo contrario es posible que los opositores sirios sean seducidos por los cantos de sirena del imperialismo yanqui y europeo para someterlos y mantener el control en el Medio Oriente.
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