¡Todos con los mineros de Cananea! ¡Que el Sindicato Minero prepare el paro de todas sus secciones en apoyo a Cananea!
¡Tomemos las calles contra la represión a los mineros y el derecho a huelga!
08 Jun 2010
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Por Jimena Mendoza
Hace 104 años, un 6 de junio de 1906, la mina Cananea, en Sonora, volvía a las actividades después de la violenta represión a la huelga minera del gobierno de Porfirio Díaz que dejó 23 muertos y encarceló a los principales dirigentes. El pasado 6 de junio del año en curso, 2000 efectivos de la policía federal entraron por los cerros traseros de la mina y desalojaron la heroica huelga de los mineros de la sección 65 del sindicato, que duró más de tres años y ha costado 1 500 millones de dólares a la patronal.
Muy lejos de las mentiras difundidas por el gobierno, el desalojo de los mineros implicó un operativo violento que utilizó armas de fuego, gases lacrimógenos y balas de goma. Además, grupos de provocadores contratados ex profeso, arremetieron contra los trabajadores, sus familias y las instalaciones de la mina. En el local de la sección 65 del sindicato, los mineros intentaron sesionar en asamblea y reorganizarse pero la policía nuevamente arremetió contra ellos para disolver la asamblea. Horas después, a las 2 de la mañana, en el estado de Coahuila, los deudos de los mineros muertos en la mina 8 Pasta de Conchos, fueron desalojados también por policías federales. Durante el día siguiente, el secretario del Trabajo Javier Lozano, el gobernador Guillermo Padrés, los Larrea y toda la burguesía sonorense, festejaron el desalojo y prometieron la modernización de Cananea y del estado. Al margen de la celebración, los mineros dieron su testimonio a la prensa sobre el desalojo, se movilizaron para liberar a sus presos y denunciaron el trato de la policía.
El desalojo de Cananea y de los deudos de Pasta de Conchos, es el corolario de una política profundamente antisindical del actual gobierno, que ya con el decreto de extinción de Luz y Fuerza, dio un duro golpe a los trabajadores. Quien durante su campaña electoral se autodenominó “presidente del empleo” se ha demostrado como el principal enemigo de la clase obrera y quien, por todas las vías, está descargando los efectos de la crisis sobre la espalda de los trabajadores.
Los grandes beneficiarios de la política laboral del gobierno panista han sido los empresarios nacionales y extranjeros (como las mineras concesionadas a capitales canadieneses) que, a pesar de la crisis en curso, siguieron robusteciendo sus ganancias durante el 2009, como lo demostró un estudio de la banca española Santander hace varias semanas.
Grupo México en particular, propiedad de los Larrea, ha sido uno de los grandes ganadores durante el sexenio calderonista. El gobierno, a través de las instituciones ha puesto toda su aparato jurídico y policial, para liquidar la resistencia obrera en las minas, diezmar al sindicato e intervenir de forma descarada en la vida interna de la organización de los trabajadores. Todo para que la precarización y la flexibilización laboral – que enseñó su más dura cara con la muerte de los 65 mineros en Pasta de Conchos- se profundice y los Larrea sigan enriqueciéndose con el sudor y la sangre de los mineros mexicanos y norteamericanos. Recordemos que Grupo México es propietario de la mina Arsaco en Arizona, Estados Unidos.
La Secretaría del Trabajo y la Suprema Corte de Justicia, ya han demostrado con creces para quien trabajan: para los patrones nacionales y extranjeros. Fallaron en contra del SME y fallaron en contra del Sindicato Minero determinando la ilegalidad de la huelga, violentando un derecho elemental de los trabajadores.
La primera y urgente tarea es solidarizarnos activamente con la lucha del SME y los mineros. Y a la par, como hemos venido insistiendo desde Estrategia Obrera no podemos confiar en estas instituciones, que son los sostenes fundamentales de esta democracia para ricos. La confianza en que la presión a las instituciones permitirá, por sí misma, el triunfo de la lucha de los trabajadores, nos ha metido en un callejón sin salida: ni el decreto de extinción de LyFC se echó abajo, ni la huelga de Cananea triunfó en sus reivindicaciones.
En lo inmediato, es fundamental impulsar un gran movimiento democrático y sindical que luche para que cese la represión a los mineros, se echen para atrás las órdenes de aprehensión, se libere a los detenidos y la policía federal salga de Cananea. Para ello es fundamental que a lo largo y ancho del país, tomemos las calles y nos movilicemos en solidaridad.
Hoy más que nunca, la unidad se vuelve fundamental. Llamamos a las organizaciones obreras, políticas, estudiantiles, de derechos humanos y sociales a impulsar un plan de lucha unitario para organizar la más amplia movilización obrera y popular. El Sindicato Minero y el SME pueden convocar a un gran Encuentro de Organizaciones obreras, campesinas y populares, con delegados votados en asamblea, rotativos y revocables que, en primer lugar, luchen por las reivindicaciones de los mineros de Cananea y el SME. Por el derecho a huelga como un método legítimo de lucha de toda la clase obrera y contra la esclavista reforma laboral.
Hoy es urgente que la dirección del sindicato minero convoque a una acción de fuerza para defender a Cananea, a los deudos de Pasta de Conchos y a todos los mineros en lucha, como los de Taxco y Sombrerete. Si esta dirección está del lado de los trabajadores, tiene la obligación de preparar el paro minero a lo largo y ancho de los yacimientos mineros y siderúrgicos en toda la república. Es la única forma de demostrarle a este gobierno la fuerza de los mineros.
La UNT debe, por primera vez en muchos años, pasar de la palabra a la acción y solidarizarse efectivamente – más allá de los discursos- con los mineros y el SME.
¡Viva la huelga de Cananea!
¡Fuera la Policía Federal de la mina!
¡Libertad inmediata a los detenidos! ¡Abajo las órdenes de aprehensión!
¡Abajo la reforma laboral esclavista!
¡Viva del derecho de huelga!
¡Viva la unidad de mineros, electricistas y todos los trabajadores!
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