Debate en el Encuentro contra la militarización (solo en internet)

Un contradictorio poder dual

26 Nov 2011   |   comentários

Durante las discusiones del Encuentro contra la Militarización, hubo intervenciones que plantearon que en la comunidad de Cherán, donde la población se organizó y armó parcialmente, prohibiendo el alcohol y las drogas, negando a las autoridades municipales que decidan sobre la población y organizándose en un Consejo Comunitario, existía una “dualidad de poder”.

Desde la LTS, consideramos que existen importantes elementos de auto-organización en Cherán que les permite definir asuntos cruciales sin la participación del gobierno estatal, y que estos elementos son muy progresivos. Sin embargo, para los marxistas, la definición de “dualidad de poder” implica considerar un fenómeno de lucha que surge en ascensos revolucionarios, vinculado a la emergencia de un poder con centralidad de la clase trabajadora que enfrenta al estado, que muestra una tendencia independiente, y donde se tiende a configurar un estado (obrero) de “nuevo tipo”. Es decir, una república obrera.

En ese sentido, nos preguntamos si los compañeros “El Comienzo” son conscientes de que esa definición de “dualidad” los obliga a argumentar más seriamente y a confrontarla con la que los dirigentes de la revolución rusa (y otros marxistas durante el siglo XX) entendían como tal, es decir, si llevarán hasta final su caracterización de poder dual en Cherán.

Tendrían que contestar primeramente hasta dónde hay una coexistencia de poderes compitiendo entre sí, qué fuerzas sociales están enfrentadas, y qué tipo de situación se abrió en este territorio. Es decir, si realmente las medidas progresivas adoptadas en Cherán expresan un proceso revolucionario donde surge un contrapoder (“un poder que limita a otro” y lo enfrenta), abriendo una situación de “inestabilidad permanente” y de irreconciabilidad con el estado, o más bien es el resultado de una acción defensiva de la comunidad.
Creemos que esa es más bien la lógica expresada en las medidas tomadas en esa comunidad purépecha para defender sus bosques, así como en sus llamados al ejército (pilar del estado burgués).

Para nosotros, el que el Instituto Electoral de Michoacán (IEM) haya permitido que esta comunidad se rigiera ante las elecciones por los “usos y costumbres” no instalando las casillas electorales en los pasados comicios para gobernador y presidentes municipales, no implica una dualidad de poderes. Es un convenio que el gobierno estatal se ve obligado a aceptar por la combatividad de los habitantes de este pueblo y su desconfianza en los procesos electorales. Pero es muy distinto a lo que afirman los compañeros de El Comienzo.

Ahora bien, si lo que quieren decir es que allí existe una acción organizada desde las bases (organización comunal), que cuestiona el desinterés del gobierno o complicidad ante los abusos de los talamontes (lo que los llevó a crear su policía comunitaria), que los obligó a tomar medidas radicales para buscar solución a sus demandas, es otra cosa.

Una cuestión que para nosotros muestra que, a pesar de la combatividad que implica el armamento relativo de la población, no estamos ante un poder (de clase) que enfrenta al poder autoritario de la clase dominante y que adquiere una autonomía e independencia propia, es el hecho de que el Consejo Comunitario solicita, al mismo tiempo, la intervención del ejército (la fuerza armada que obedece al poder del que se supone se es autónomo e independiente), para proteger a la comunidad o para que colaboren en la reforestación de los bosques pertenecientes a los pobladores de Cherán. No existe en la historia de los procesos revolucionarios, un caso donde un poder dual dependa del pilar del estado opresor (del poder opuesto) para conseguir sus fines y su seguridad.

Opinamos que “El Comienzo” debe reflexionar sobre esto y entender los límites que tiene esta situación, para proponer una política que permita desarrollar las mejores tendencias expresadas en Cherán, que para nosotros, pasa por la independencia del estado y sus fuerzas armadas, y la vinculación a la clase obrera, que es el sector social que puede dar una perspectiva para el desarrollo de un verdadero poder alternativo (poder que debe luchar por ejercer el control de la producción para conservar y extender su dominio). No hacerlo, además de que implica caer en el impresionismo y no utilizar las categorías marxistas para hacer definiciones políticas claras, los lleva a otra contradicción, pues “El Comienzo” tiene que resolver el problema del programa para desarrollar esas tendencias a la dualidad que caracterizan en Cherán. Por lo que debe definir si sus conclusiones programáticas apuntan a un tipo de régimen político que, aunque “débil e incipiente”, tiende a expresar una ruptura radical con el régimen existente para transformar las relaciones de propiedad.

Cuando en el Encuentro Contra la Militarización nosotros le cuestionábamos a estos compañeros, lo errado de su caracterización de dualidad de poderes y sobre el contenido de clase de esa dualidad, era porque veíamos el riesgo de que, yendo hasta el final, tendrían que sostener –desde el marxismo- que allí se desarrollaba una situación inestable que apuntaba a erigir otro poder: un poder obrero. Lo que implicaría que el Consejo Comunitario desempeña las funciones de un organismo soviético.

Finalmente, consideramos poco serio recurrir a maniobras polémicas como cuando afirman que, los que estamos por la legalización de las drogas, tendríamos que decirle a esa combativa comunidad purépecha que es “ultra izquierdista” acordar desde el Consejo Comunitario la prohibición del uso de drogas y alcohol en este conflicto. No opinamos eso. Pero una cosa es tomar medidas elementales para evitar la descomposición del movimiento y resguardar los fines del mismo (como se acuerda en un sindicato durante una huelga o una toma de fábrica), y otra que ello demuestre por sí mismo que no hay que demandar la legalización de las drogas y atacar la fuentes financieras de los cárteles.









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