Un debate nacional Cómo luchar contra la reforma energética
19 Sep 2013
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Pablo Oprinari y Bárbara Funes
Bellas Artes y la avenida Juárez fueron el escenario del acto contra la reforma energética convocado por el Morena el pasado 8/9. Más de 50 mil personas participaron. Sin embargo, el 30/7, días antes de que el gobierno de Peña Nieto hiciera público su proyecto de reforma, se anunció la venta de la mitad del complejo petroquímico Pajaritos. Ante el inicio de la privatización de Pemex, las empresas imperialistas y los capitales nacionales se relamen.
Ante este ataque al patrimonio nacional, desde la autodenominada “izquierda” institucional se presentan opciones como la consulta popular y la transparencia de la paraestatal contra la corrupción -que propone el PRD, firmante del Pacto por México, en la voz de Cuauhtémoc Cárdenas- y la “resistencia civil y pacífica” de la mano de los empresarios, sostenida por AMLO y Morena. Es necesario discutir cuál es la estrategia política efectiva para derrotar la reforma y si las propuestas mencionadas van en ese sentido.
El PRD: consulta popular y reforma alternativa
Cuauhtémoc Cárdenas sostiene que: “A los mexicanos aún nos queda el recurso de la consulta pública para debatir el tema con toda la sociedad” (1). Así pretende generar confianza en que con una consulta y la población expectante en sus casas se puede derrotar esta nueva ofensiva privatizadora del gobierno, su Pacto por México y el imperialismo. Recordemos que en los años ’90 esta misma estrategia del PRD fue impotente para evitar la oleada privatizadora del salinismo (Fertimex, Telmex, la banca, etc.) y la imposición del TLC. De repetirse esta estrategia, sólo puede llevar a que la reforma pase, al evitar que el descontento social se transforme en una gran movilización. Por el contrario, desde la LTS consideramos que sólo la lucha en las calles y el paro nacional pueden parar esta reforma reaccionaria.
En el mismo tenor, Cárdenas asegura que frente a la corrupción en el manejo de los ingresos que hoy genera Pemex la clave es transparentar y rendir cuentas sobre lo que sucede en la paraestatal.
Por su parte, López Obrador condena la reforma energética como un “acto de traición a la patria”, y sostiene que para terminar con la corrupción basta con amarrar las manos a “los salinistas, a los panistas, como Fox y Calderón; a los discípulos de Montiel (ex mandatario mexiquense); a los gobernadores corruptos; a los líderes sindicales como Romero Deschamps y cerrarle la llave del presupuesto a los dueños de medios de comunicación”. Pero sus medidas para “amarrarle las manos” se centran en hacer más “austero” el régimen político. Por eso, frente a las propuestas de Cárdenas y de López Obrador, hay que decir que tanto la corrupción como las transacciones ocultas constituyen prácticas intrínsecas del estado capitalista, uno de cuyos pilares es el secreto comercial, y que no va a autocorregirse, ni se puede “transparentar”.
Desde la LTS sostenemos que sólo las y los trabajadores pueden develar el secreto comercial, con la apertura de los libros de contabilidad. Esto implica luchar por un sistema de administración de Pemex donde los protagonistas sean los trabajadores organizados –desde las bases y tras la ruptura con los charros de su sindicato, con independencia del Estado. Sólo la conducción, planificación y defensa de la paraestatal en manos de los trabajadores de Pemex puede garantizar una producción al servicio de la población trabajadora y no de las transnacionales y eliminar los grandes negociados que se hacen al amparo de la misma. Esto en perspectiva de luchar por la liquidación del capitalismo –el sistema bajo el que crece la corrupción capitalista– y poner en pie una sociedad sin explotadores ni explotados, basada en organismos de autodeterminación de las masas.
Morena: ¿movilización popular junto a los empresarios?
Por su parte, AMLO señala que no se puede frenar la reforma energética en el Congreso de la Unión. Cientos de miles de trabajadores y jóvenes confían en él para enfrentar la reforma. Ha propuesto realizar asambleas informativas el 15/9 y un nuevo mitin para el 22/9. Su estrategia política es la “resistencia civil y pacífica” de distintos sectores sociales. Pero el tabasqueño enfatizó que considera fundamental incorporar a los empresarios para soldar la “unidad” con el pueblo. Son los empresarios que reclamaron la reforma laboral, la educativa y el aumento al IVA en alimentos y medicinas. La política de López Obrador es impulsar una “movilización” pacífica para presionar a las instituciones, y no es partidario de que se genere una gran movilización en las calles, que enfrente frontalmente al régimen, y la unidad con el magisterio en lucha. Quiere controlar el movimiento para impedir que se desarrolle una alternativa independiente y de izquierda, y es por eso que “alerta” respecto a la necesidad de separarse de los jóvenes radicales. La perspectiva de AMLO tiene un carácter de conciliación de clases, en la cual los trabajadores se subordinen a su dirección política y a los intereses de los empresarios “nacionales”, y es coherente con su estrategia de “humanizar el capitalismo”.
Los socialistas revolucionarios sostenemos, por el contrario, que la reforma energética se derrota con la movilización independiente de los trabajadores en alianza con los sectores populares. Esto implica una política independiente de las instituciones del régimen, de los partidos y políticos patronales.
¡Luchemos contra la reforma energética!
Las organizaciones de trabajadores que se dicen democráticas deben levantar un programa propio. Es urgente unificar las luchas contra las reformas reaccionarias del Pacto por México, en primer lugar con el magisterio combativo. Los socialistas de la LTS sostenemos que, partiendo de la lucha contra la entrega de Pemex, es necesario desarrollar un programa que en primer lugar plantee la renacionalización sin indemnización de todos los sectores de la industria energética que han sido privatizados y que la paraestatal opere bajo control de sus propios trabajadores, como explicamos arriba.
Como el mismo Cárdenas lo reconoce en la entrevista citada, Pemex es sustentable y no necesita inversión externa alguna. Los recursos para invertir en la industria energética deben surgir no de la iniciativa privada, sino de desconocer la ilegítima deuda de Pemex y la deuda externa; de reducir la carga fiscal y dedicarla a inversión productiva, compensando esta reducción con el cobro efectivo de los impuestos a las grandes empresas y fortunas, eliminando los mecanismos de evasión que les otorga Hacienda, y de luchar por que los funcionarios y legisladores ganen lo mismo que un maestro o cualquier trabajador de ingreso medio. Los recursos de la renta petrolera deben ser fiscalizados por las organizaciones obreras y populares, para garantizar así que realmente beneficien a la mayoría de la población.
La lucha contra la reforma energética debe ser parte de una lucha contra este régimen de la “alternancia” al servicio de las transnacionales imperialistas y sus socios nativos, luchando por una perspectiva que derrote la dominación capitalista y pelee por un gobierno de los trabajadores y el pueblo.
Convocamos a conformar comités de estudiantes, trabajadores, amas de casa, campesinos y pueblo en general, para organizarnos y movilizarnos contra la entrega del petróleo. Llamamos a las organizaciones de trabajadores y a las corrientes sindicales democráticas, así como a las organizaciones socialistas y de izquierda, a impulsar conjuntamente esta perspectiva.
(1) Jenaro Villamil: “Hacia el desplazamiento del Estado”, Proceso 1923, 8/9/2013.
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