La nacionalización de Sidor en Venezuela
Un primer triunfo para los trabajadores
17 Apr 2008
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Como escribimos en el artículo del 10/04 en estas mismas páginas, el anuncio de la nacionalización de Sidor por parte del Vicepresidente venezolano, Ramón Carrizales, y luego ratificado por Chávez el 11/4, fue un primer triunfo de los trabajadores venezolanos, y en particular de los obreros siderúrgicos que luego de más de 9 paros escalonados, lograron torcerle el brazo a la patronal y al propio gobierno venezolano. Se trata de un claro triunfo, pues no sólo la patronal de Sidor se negaba a dar respuesta a los trabajadores, sino que el propio gobierno de Chávez se aliaba a los dueños de la transnacional, y no dudó ni un segundo en acudir a la represión como fue la salvaje arremetida de la Guardia Nacional el 14/03, con heridos y muchos obreros presos.
Remate, explotación y negocios redondos
Y este primer triunfo no es para menos. Luego de la privatización de Sidor, en 1997, han muerto 18 trabajadores en la planta producto de accidentes laborales, de los cuales 15 eran trabajadores de las contratistas, sin contar a los muchos que han fallecido por “enfermedad no ocupacional”. De los 18.000 trabajadores fijos y 3.000 contratados que operaban en la planta, la transnacional redujo a 4.500 los obreros fijos y elevó a 9.000 los contratados bajo la forma de tercerización. La empresa valuada, antes de ser privatizada en 1997, en US$ 8.000 millones de dólares, se terminó rematando por US$ 1.200 millones. Bajo el contrato de privatización, el Estado venezolano se comprometía a subsidiarle sus gastos en todo lo concerniente para hacer andar la empresa, desde la electricidad estatal, agua estatal, combustibles estatales, y la materia prima fundamental. Hoy la facturación anual, según declaraciones de la propia empresa asciende a US$ 2.400 millones. Como se ve, Sidor, era todo un negocio redondo para la transnacional Techint.
La lucha de los obreros sidoristas por sus demandas y la nacionalización En todos estos años de privatización, los trabajadores de Sidor, además de la lucha por mejores salarios y convenios colectivos justos, han venido exigiendo la renacionalización de la planta de acero denunciando además las muy malas condiciones de trabajo en las que siempre se han encontrado y que se agravaron después de la privatización. En los 10 años en que la empresa ha estado privatizada, los trabajadores han realizado más de 360 paros y huelgas generales para protestar contra las condiciones laborales a las que han estado expuestos. Los últimos 9 paros que se dieron solamente en el primer trimestre de este año, totalizando cerca de 350 horas de paralización, y el fuerte empuje que venía desde abajo que amenazaba con la huelga general en la empresa, implicaron un punto de inflexión en una lucha recia por parte de los sidoristas, que venían haciendo frente a todo un consorcio que iba desde la propia transnacional, dirigentes sindicales y el propio gobierno de Chávez.
Es que se trató de una contundente lucha en la que la propia directiva del sindicato era sobrepasada cuando se tomaban las medidas de fuerza, tal como hemos venido relatando a través de las páginas de este periódico desde que se inició el conflicto: varias fueron las veces en que los directivos del sindicato no les restaba más que acatar la decisión tomada en su ausencia en las asambleas fabriles. Por eso es que afirmamos que este primer triunfo adquiere una doble importancia, en primer lugar, porque fue arrancada en una pulseada directa con la transnacional y el gobierno nacional, y en segundo lugar, porque implicó una contundente y ácida participación de unos obreros que laboran bajo el infierno diario de la explotación. Es por eso que las declaraciones de algunos dirigentes sindicales del SUTISS “agradeciendo a Chávez” por la medida, no intentan otra cosa que ocultar lo que es un primer triunfo arrancado por abajo al propio Chávez, y no una medida emanada por “obra y gracia” del Presidente.
Paolo Rocca, en una jugada de último momento, luego del anuncio de la nacionalización, apuntó que la siderúrgica estaría dispuesta a “mejorar las condiciones salariales de unos 2.500 jubilados, a incluir a 600 empleados de contratistas privadas, y a un aumento salarial de 130% a los trabajadores”. Un chiste perverso y de mal gusto. El argumento del incremento del 130% en el salario, parecería una verdadera fortuna, pero cuando nos retrotraemos a la base de la oferta y se compara con lo que obtienen los trabajadores siderúrgicos en cualquier parte, esto era una verdadera ofensa. El dueño del grupo Techint apelaba a los oficios de su “amigo Presidente”, pues no es necesario hacer mucha memoria para recordar todas las negociaciones entabladas entre Chávez y el matrimonio de los Kirchner en diversos años, como en mayo de 2007, cuando Paolo Rocca, los Kirchner y Chávez, llegaron a buenos acuerdos.
Por la nacionalización 100% de la empresa, sin indemnización y bajo gestión obrera directa
Esta vez el gobierno nacional informó que ya creó una comisión encargada de determinar un monto para indemnizar a la empresa y dejó abierta la posibilidad de una negociación, que puede ser por la compra de acciones, incluso manteniendo la participación accionaria del grupo Techint. Como vemos, se trata, una vez más de una “seudonacionalización” donde los ladrones de siempre continúan con sus saqueos, tal como se ha hecho en las empresas mixtas petroleras, y se le propone ahora a la mexicana Cemex, en la industria del cemento.
Chávez, intentando capitalizar el resultado de la lucha de Sidor con el anuncio de la nacionalización, salió a afirmar en su discurso oficial del 13/4 que “la clase obrera asuma protagonismo en la revolución bolivariana”. Así, el gobierno con esta medida, intenta, reflotar el prestigio entre los trabajadores. Pero aprovechando la ocasión para ir más allá, en su política de dividir y debilitar a la UNT, al no poder convertirla en un instrumento completamente manejable, acaba de anunciar a través del saliente ministro del Trabajo, la creación de una nueva central sindical que vendría a convertirse en un instrumento hecho a su medida.
Pero al mismo tiempo afirma que “siempre estamos tendiendo puentes a la burguesía nacional” y que “el presidente de Empresas Polar está dispuesto a trabajar con el gobierno...La Cámara de la Construcción ha enviado cartas que manifiestan su disposición a trabajar en conjunto con el sector oficial...” (Venezolana de Televisión, 6/4), etc., en una clara reafirmación de su “socialismo con empresarios”.
La lucha planteada hoy es por la renacionalización 100% de Sidor, sin indemnización alguna y bajo gestión obrera directa. Una conquista de esta magnitud sería muy importante, no sólo para las trabajadoras y los trabajadores venezolanos, sino también para las obreras y los obreros de todo el continente, pues comenzaría a revertir las duras derrotas de los ’90.
Último momento
Cayó el ministro del Trabajo de Chávez
Como era de esperarse, luego del desenlace del anuncio de nacionalización de Sidor el 9/4, el ministro del Trabajo, Ramón Rivero perdió su cargo al anunciarse su recambio este martes por la noche 15/4. Era la crónica de un desenlace anunciado, pues la impopularidad del ministro venía creciendo, sobre todo después de su nefasta actuación en la lucha de los trabajadores de Sanitarios Maracay, y más recientemente por su papel en el conflicto de Sidor en los que medió del lado de la patronal incluso recurriendo a la represión, tal como hemos reseñado en estas páginas. Es más, en el reciente Encuentro Intersindical realizado en apoyo a los obreros sidoristas en Ciudad Guayana, fue votado por unanimidad la exigencia de su destitución inmediata. Evidentemente Chávez, se desliga de su ministro como limón exprimido, cuando en verdad no hacía más que seguir sus directivas. Es impensable que en un conflicto como el de Sidor y las consecuencias que acarrea, Ramón Rivero actuara por cuenta propia, como es impensable que cualquier ministro de Chávez tenga autonomía de actuación. “Jefe es jefe” afirmó Chávez el 13/4, “en mi gobierno nadie es autónomo”.
La salida del ministro obedece a que Chávez percibió que el conflicto de Sidor le estaba restando popularidad pues los trabajadores comenzaban a enfrentarlo. En ese sentido apunta su medida política de nacionalizar la empresa, intentando revertir esta situación, sobre todo con la aproximación de las elecciones a gobernadores y alcaldes en noviembre. La “cereza del postre”, estaba en pedirle la renuncia al ministro. Los trabajadores venezolanos, y en particular los de Sidor, han visto como un triunfo la salida de Ramón Rivero, y sin lugar a dudas, su caída es producto directo de la lucha que han venido llevando acabo, a la que Chávez se ha visto obligado a ceder al ser una exigencia generalizada.
Pero es necesario dejar en claro que no se trata de un cambio de un ministro por otro lo que resolverá la situación de los trabajadores y las trabajadoras, pues se trata de una orientación política nacional de Chávez la que está en curso y de la que los trabajadores han venido siendo víctimas. El ministro entrante, Roberto Hernández, que se venía desempeñando como primer vicepresidente de la Asamblea Nacional, es un hombre proveniente de las filas del Partido Comunista de Venezuela hasta hace poco, y ahora miembro del partido de Chávez, el PSUV. La primera declaración que ha hecho el flamante ministro no podía estar más acorde a su pensamiento de conciliación de clases y al “socialismo con empresarios” de Chávez: “las relaciones laborales son el elemento fundamental de la paz ciudadana”. Tal cual la misma expresión del saliente ministro, “abogaremos por la paz social”. Y ya los trabajadores conocemos los resultados de esta “paz” pregonada desde el gobierno.
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