DEBATE INTERNACIONAL, NUEVOS FENÓMENOS POLÍTICOS Y DE LA LUCHA DE CLASES

Una oportunidad para la construcción internacionalista

30 Jun 2014 | El Congreso del PTS dedicó todo el día viernes 20/6 a la discusión internacional. Con un informe de Claudia Cinatti y la intervención de más de 40 delegados, se desarrolló un importante debate sobre las principales tendencias de la situación internacional y las tareas internacionalistas del PTS, tomando como punto de partida la nueva ubicación conquistada a través del FIT y de la inserción en la clase obrera. En la discusión se puso especial énfasis en la relación entre la política nacional e internacional y en las posibilidades que se nos abren para dar un salto en la construcción, partiendo de los nuevos fenómenos políticos y de la lucha de clases en los países de América Latina y la Unión Europea donde militamos. En el debate, tuvo especial importancia la discusión en torno a mantener campañas antiimperialistas de manera permanente, así como la necesidad de realzar el perfil comunista de nuestra corriente, mostrando la relación que hay entre nuestro objetivo máximo –la lucha por el comunismo- y las luchas actuales en las que intervenimos. En el Congreso estuvieron presentes una delegación del PTR de Chile, como así también un miembro de la dirección de la LER-QI de Brasil y trabajador del metro de San Pablo, que contó sobre la nueva situación abierta en su país con el desarrollo de la lucha de clases y las acciones callejeras de la juventud y los sectores populares. Reflejamos a continuación las principales conclusiones de la jornada y las resoluciones que se votaron.   |   comentários

Gran Recesión y conflictos regionales

E Congreso comenzó discutiendo las principales tendencias de la situación internacional. Desde el punto de vista de la economía, reafirmamos la definición de que la burguesía evitó que la crisis se transformara en una depresión, similar a la de 1930 pero eso no significa que el capitalismo haya superado la crisis. Lo que hemos visto en los últimos seis años es una situación de estancamiento y tendencias recesivas, sobre todo en Europa, a lo que ahora se le suma un escenario de desaceleración económica en los llamados países “emergentes”, como China, Brasil o Argentina.

Sin embargo, lo más dinámico no viene siendo la economía, sino el estallido de conflictos regionales, particularmente, la crisis en curso en Ucrania –donde se enfrenta las potencias occidentales con Rusia- y la reanudación de la guerra civil en Irak, que amenaza con dividir el país e involucrar a otros países del Medio Oriente. Ambos conflictos están poniendo de relieve la decadencia de la capacidad de dominio de Estados Unidos, que dio un salto tras el fracaso de las ocupaciones militares de Irak y Afganistán. Esta crisis se ve en que Estados Unidos, a pesar de su superioridad militar, Estados Unidos no pudo resolver militarmente conflictos como el de Siria o Ucrania.

Este es un escenario que plantea conflictos potencialmente serios por la propia crisis de hegemonía norteamericana, aunque todavía no hay potencias, ya sea imperialistas o regionales, que le disputen su liderazgo.

Polarización política en la Unión Europea

Uno de los puntos en que se centró el debate fue la situación en la Unión Europea, donde la recesión y las políticas de ajuste dejaron como consecuencia una desocupación promedio del 12%, pero que supera el 25% en países como Grecia y el Estado español y alcanza casi el 60% entre los jóvenes. Frente a los ataques de los distintos gobiernos vimos una primera oleada de huelgas y distintas acciones de resistencia –como los más de 30 paros generales en Grecia- pero que no pudieron parar el ajuste, lo que explica que la burguesía haya podido retomar la iniciativa y evitar un escenario más catastrófico descargando los efectos de la crisis sobre los trabajadores. Pero esto no quiere decir que la situación ya esté resuelta. Por el contrario la crisis es muy profunda, y esto hoy lo vemos expresado en el resultado de las elecciones al parlamento europeo.

Lo más novedoso que ha dado la crisis, es que la enorme polarización social se expresó en el terreno político, con la crisis de los partidos socialdemócratas y de centro derecha, que son los que vienen gobernando. Estos partidos han perdido un peso muy importante generando una polarización a izquierda y derecha que llevó al crecimiento de fuerzas políticas no tradicionales en distintos países sobre la base de un repudio extendido al proyecto de la Unión Europea. Por izquierda vimos el surgimiento de Podemos en el Estado español y la importante elección de Izquierda Unida (entre las dos fuerzas sacaron el 18% de los votos), y el triunfo de Syriza en Grecia. Por derecha vimos el crecimiento de fuerzas xenófobas y racistas como el Frente Nacional en Francia o el UKIP (Partido de la Independencia) en el Reino Unido.

Esto es importante porque no es lo mismo para la burguesía gobernar con partidos que llevan décadas gestionando el estado capitalista y controlando al movimiento obrero que tener que hacerlo con estas nuevas formaciones que son más transitorias y más fluidas, en las que sectores de masas tienen expectativas. Esto puede provocar crisis de gobernabilidad en distintos países como por ejemplo el Estado español, donde la crisis y el cuestionamiento al régimen es muy profunda, y donde no solo está cuestionada la casta política sino la misma constitución del estado y la monarquía, como vimos en las movilizaciones de las últimas semanas que se manifiestan como una extensión del movimiento de los indignados.

El agotamiento de los gobiernos “progresistas” de América Latina

Junto con la polarización y el surgimiento de nuevos fenómenos políticos en la UE, el Congreso discutió otro proceso de gran importancia para nuestra intervención en América Latina: el “fin de ciclo” de los gobiernos llamados “progresistas”, en el marco de que se empiezan a sentir en la región los efectos de la crisis capitalista tras una década de crecimiento económico récord. Este cambio de signo viene acompañado por el momento de una mayor lucha de clases sobre todo en Brasil y Argentina.

Esta situación en más aguda en Venezuela, tras la muerte de Chávez, pero también se expresa en la crisis del PT en Brasil o del kirchnerismo en Argentina, lo que abre un espacio a la izquierda, como hemos visto en Argentina con el avance electoral del FIT. Frente a la debacle de estos gobiernos, que durante años tuvieron una retórica antiimperialista aunque en los hechos nunca se enfrentaron con las principales potencias, los revolucionarios debemos tomar las banderas del antiimperialismo enfrentando el pago de la deuda externa usuraria, la entrega de nuestros recursos naturales (Vaca Muerta a la Chevron), y las distintas vías de subordinación de nuestros países al imperialismo.

El PTS, la lucha de clases y los nuevos fenómenos políticos

En el último período hemos visto la tendencia a una intervención mayor de sectores de la clase obrera como en Brasil, Argentina, Sudáfrica, sudeste asiático, China y en menor medida Europa. Los grupos de nuestra corriente internacional, la Fracción Trotskista (FT-CI), intervienen activamente en la lucha de clases en los países donde actuamos. Sin embargo no podemos quedarnos solo en ese terreno, sino que tenemos que tener en cuenta que las luchas actuales están dando lugar a nuevos fenómenos políticos. En el caso del PTS, creemos que con a constitución del FIT, se ha adelantado a la tendencia al surgimiento de fenómenos políticos que hoy se hacen más generalizados a nivel internacional, como vemos con Syriza o Podemos. Pero a diferencia de estas coaliciones que levantan una política reformista, el FIT se mantiene como un frente de independencia de clase.

Esto es una conquista a nivel internacional, como constatamos en la reciente gira europea de Christian Castillo y Claudia Cinatti, y va a contramano de la política de las principales corrientes de extrema izquierda, como el NPA (ex LCR) en Francia que llegó a sacar miles de votos y a tener diputados para luego terminar cedido a la presión de construir partidos amplios, incluso rebajando su programa y adaptándose a expresiones reformistas o antineoliberales, y abandonando la construcción en el movimiento obrero por la construcción sobre los movimientos sociales en general.

En síntesis, y a diferencia de estas corrientes, nuestro internacionalismo, y el de la Fracción Trotskista, es un internacionalismo de la lucha de clases, que reforzaremos con el lanzamiento de una Red Internacional de Solidaridad Obrera. Pero además hoy en Argentina tenemos planteada la tarea de luchar por la construcción de un partido revolucionario en base a lo conquistado. Es en este marco que desarrollamos un programa y una estrategia como el que sintetizamos en el Manifiesto por una Internacional de la Revolución Socialista (MIRSCI) que lanzamos el año pasado y que expresa un método no evolutivo sino de confluencia internacional con tendencias, corrientes y sectores de la vanguardia obrera que giren a izquierda durante el próximo período.


Resoluciones

Frente al desgaste de estos gobiernos, que durante años tuvieron una retórica antiimperialista aunque en los hechos nunca se enfrentaron con las principales potencias, el congreso del PTS resolvió impulsar una fuerte campaña antiimperialista enfrentando el pago de la deuda externa usuraria, la entrega de nuestros recursos naturales (como es el caso de Vaca Muerta a la Chevron), y las distintas vías de subordinación de nuestros país al imperialismo.

Por eso ante los renovados ataques a los trabajadores de parte de la patronal y los gobiernos, el Congreso del PTS votó hacer un llamamiento a distintas organizaciones de la izquierda a nivel internacional, para formar una Red Internacional de Solidaridad Obrera cómo aspecto básico y elemental de internacionalismo de clase.

El Congreso resolvió también convocar en los próximos meses a una Conferencia del PTS sobre Internacionalismo para discutir específicamente los problemas que nos plantea la construcción internacional y en especial los aspectos programáticos relacionados con el antiimperialismo y el internacionalismo.

Como continuidad de una política internacional más activa, que ya venimos teniendo primero con el viaje a Europa de Raúl Godoy en 2013 y luego con la gira de Christian Castillo y Claudia Cinatti a principios de 2014, el Congreso votó asistir al campamento juvenil del ex Secretariado Unificado, que este año lo organiza la juventud del NPA de Francia, y al que fuimos invitados formalmente.

Finalmente también se resolvió reafirmar la política de Movimiento por una Internacional de la Revolución Socialista (MIRSCI), que lanzamos el año pasado, y que expresa un método de confluencia internacional con tendencias, corrientes y sectores de la vanguardia obrera y juvenil que giren a izquierda durante el próximo período, como parte de nuestra lucha por refundar la IV Internacional sobre bases principistas.


Brasil, un gigante sale a la cancha

Del congreso participó Marcelo T. trabajador del subte de San Pablo y dirigente de la Liga Estrategia Revolucionaria (LERQI), organización hermana del PTS en Brasil, que habló sobre la situación en su país. Haciendo una síntesis del último año contó las importantes movilizaciones que inundaron las calles de las principales ciudades brasileras en Junio del año pasado y que tuvieron como principales protagonistas a los jóvenes y sectores populares, y cómo esas acciones anticiparon las luchas obreras y las movilizaciones que vimos durante este año. Las jornadas de junio de 2013 que se iniciaron en contra de un aumento en el transporte público, pero que expresaron un descontento generalizado con la mala calidad de los servicios públicos, y que se combinó con la bronca generalizada por los enormes negociados y corrupción relacionados con el mundial de fútbol y que incluyeron un cuestionamiento al gobierno de Dilma y el PT, fueron la antesala de una serie de luchas del movimiento obrero. Durante 2014 vimos una oleada de huelgas de trabajadores que incluyó a los choferes de distintas ciudades, a los barrenderos (garis) de Río de Janeiro y más tarde de San Pablo, a los no docentes de universidades paulistas y a los metroviarios de San Pablo entre otras. La mayoría de estas acciones tuvieron un punto en común y es que todas se realizaron contra las direcciones de las centrales sindicales burocráticas que quisieron, sin éxito, evitar por todos los medios el desarrollo de estas huelgas. Marcelo contó en detalle la situación actual luego de la importante huelga en el subte y la lucha por la reincorporación de los despedidos, así como la actividad de la LERQI que tuvo una destacada intervención tanto entre los procesos juveniles de junio de 2013, como en la solidaridad con la lucha de los barrenderos y lucha de los metroviarios y no docentes de San Pablo.


La Primavera Árabe y el programa de los revolucionarios

Desde el punto de vista de la lucha de clases, en los últimos años los fenómenos más agudos no se dieron en los países donde el proletariado es más fuerte sino en países periféricos, como los que vimos durante la llamada Primavera Árabe. Las lecciones que nos deja este proceso son muy importantes para los marxistas porque toda una parte de la izquierda vio en la caída de los gobiernos dictatoriales, que llevaban varias décadas en el poder, lo que llaman una revolución democrática triunfante. Esto quiere decir que más allá de quién encabezaba las movilizaciones y con qué programa lo hacía, algunas organizaciones de izquierda como la Liga Internacional de los Trabajadores (LIT), cuyo principal partido es el PSTU de Brasil, y otras organizaciones europeas, plantearon que se trataba de triunfos de las masas, aún cuando en países cómo en Egipto la transición se terminó llevando a cabo con los militares a la cabeza y tras un golpe de estado o como en Libia donde directamente tuvo una intervención militar el imperialismo para asegurar el triunfo “rebelde” contra Kadafi.

Por el contrario nosotros planteamos claramente que si las movilizaciones no llegaban a cuestionar las bases sociales del estado y la clase obrera no ganaba una hegemonía propia como base para postularse como una alternativa de gobierno obrero y popular, entonces esas movilizaciones iban a retroceder, que fue lo que efectivamente sucedió. La revolución árabe solo puede triunfar como Revolución Permanente, es decir que la única forma de alcanzar los objetivos democráticos por los que se peleaba en varios de estos países es luchar por un gobierno obrero y socialista que resuelva estas tareas en primera instancia pero que no se detenga allí, ni tampoco en sus fronteras nacionales, sino que se extienda a nivel internacional.









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