Una salida obrera y popular para PEMEX
29 Aug 2008
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La propuesta de Calderón para avanzar en la privatización de PEMEX propició, sin buscarlo, una gran discusión nacional sobre qué salida darle a la crisis de la paraestatal, generada por el saqueo y abandono en que la han sumido los gobiernos priístas y panistas en las últimas décadas.
En la «alta tribuna» del Congreso (muy lejos del pueblo), intelectuales, funcionarios y políticos del régimen, con sesudas disertaciones debatieron durante semanas sobre la conveniencia o no de la privatización, mientras en las calles amplios sectores de la población expresaron categóricamente su rechazo a ésta, con movilizaciones multitudinarias y a través de la consulta ciudadana.
Ante el rechazo generalizado a la reforma propuesta por Calderón, el PRI presentó una iniciativa propia que no se diferencia en lo fundamental de la del PAN y que podría consensuar con éste. A pesar de su fraseología «nacionalista», el PRI propone una mayor participación de la iniciativa privada en PEMEX, entre otras cosas mediante la legalización de los llamados Contratos de Servicios, que es la forma encubierta como hasta ahora se venía privatizando la paraestatal. Los caciques gobernadores del PRI tienen mucho interés en el desmantelamiento de PEMEX, para poder negociar en cada estado las regalías de la renta petrolera con las compañías privadas.
Esto evidencia, una vez más, el acuerdo estratégico entre el PRI y el PAN para avanzar con la entrega del país al imperialismo y el gran capital; así como el desbarranque del llamado «nacionalismo revolucionario», de carácter burgués, encarnado en el partido tricolor, que en las últimas décadas devino en neoliberalismo liso y llano, de acuerdo a los intereses de clase que representa.
La propuesta del Frente Amplio Progresista y los intelectuales
Al momento de escribir estas líneas, el consejo consultivo encargado de elaborar la propuesta del Frente Amplio Progresista, recien ha hecho pública su versión final. Como habían adelantado, se manifiesta el rechazo a las iniciativas privatizadoras del PRI y el PAN, se plantea la política energética que debería seguir el gobierno, se propone un plan de medidas inmediatas para PEMEX e incluye una propuesta de reformas legales para que el Congreso las apruebe.
Esta iniciativa puede tener aspectos que sean considerados progresivos por la mayoría de la población y vistos como un freno a la privatización, ya que López Obrador ha manifestado que es necesario destinar más recursos para PEMEX, y qué estos pueden venir de combatir la corrupción, la evasión fiscal y de bajarles el sueldo a los altos funcionarios; que es necesario fiscalizar la deuda de PEMEX; reintegrar a la paraestatal en una sola empresa (que hoy está desmembrada en varios organismos subsidiarios), para hacerla más eficiente; así como combatir la impunidad y corrupción de los líderes sindicales.
Sin embargo, estas medidas no contemplan revertir el importante avance de la privatización en la paraestatal, cuestión elemental para poner a PEMEX al servicio de los trabajadores y el pueblo pobre. Cuando recientemente Guadalupe Acosta, presidente interino del PRD y representante del ala derecha de ese partido, planteó que el PRD no propone que la «iniciativa privada» se retire de las áreas donde ya participa, en esta ocasión ninguna de las alas perredistas lo contradijo.
Esto expresa los límites del programa que propone el PRD para rescatar a PEMEX. Los distintos exponentes del «nacionalismo burgués» han mostrado históricamente ser incapaces de defender consecuentemente los intereses de la nación oprimida; después de la progresiva nacionalización petrolera consumada por Lázaro Cárdenas gracias a la movilización de los trabajadores y el pueblo de México, los gobiernos «nacionalistas revolucionarios» prepararon la entrega actual, en tanto que el PRD (surgido de las entrañas del priísmo) fue y es incapaz de enfrentar consecuentemente el saqueo, ya que eso implica confrontarse con el imperialismo y sus socios nativos, así como con el régimen político que es garante de los intereses de estos últimos.
Esta lucha sólo la pueden dar los trabajadores, que no tienen ninguna atadura con la clase dominante ni con el régimen de la propiedad privada. Los mismos, encabezando una alianza obrera, campesina y popular, pueden dar una salida hasta el final al sometimiento del país al imperialismo y al gran capital, lo que hoy pasa por luchar contra la privatización de PEMEX, por la renacionalización de todas las áreas os concesionadas y explotadas por el capital privado, y por el control obrero de la paraestatal, bajo un programa y una perspectiva independiente.
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