¡Abran paso a las mujeres de Sandak!
29 Jul 2015
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¡Abran paso a las mujeres de Sandak!
Francisca Daniela
Las mujeres de Sandak, siendo muy jóvenes, salieron de sus hogares para ir a la fábrica y dejar su vida en ella. Décadas después, salieron de la cadena de producción para ir a la huelga. Una huelga que ha durado por cuatro años, sin ser reconocida por la Junta de Conciliación y Arbitraje de Tlaxcala, aunque han cumplido con todos los requisitos legales.
La empresa de calzado Sandak, propiedad de la trasnacional Bata Internacional, quien se ostenta como la más grande productora de calzado a nivel mundial, sin ninguna justificación anunció el 18 de julio del año 2011 el cierre de la fábrica y el despido a más de 300 trabajadores de la planta en Calpulalpan, Tlaxcala, proponiéndoles trabajar desde sus domicilios. Para ello les proporcionaría maquinaria y materia prima, sin salario fijo, pues les pagarían conforme a lo que produjeran. Tampoco contarían con seguridad social, ni prestaciones, ni sindicato, degradando de esta manera sus condiciones de trabajo.
El plan de la patronal era trasladar todo su capital a su planta ubicada en la delegación Iztapalapa, Distrito Federal, sin pagar liquidación a sus trabajadores. La patronal con toda impunidad y en complicidad con la Junta de Conciliación y Arbitraje de Tlaxcala, ignoraron que un cierre de esta naturaleza debía de ser justificado ante la autoridad laboral, ya que es un conflicto colectivo de naturaleza económica.
¡Cuando una mujer avanza ningún hombre retrocede!
Durante todo este tiempo han enfrentado duros ataques de la patronal, sus golpeadores y el gobierno de Tlaxcala por resguardar la maquinaria que permanece al interior.
Las mujeres son el principal motor de la resistencia, son quienes sostienen guardias permanentes en la fábrica, al pie de la carretera, sin perder la esperanza en volver a ocupar sus puestos en la línea de trabajo. La mayoría son madres solteras, cabezas de sus hogares, quienes mientras cuidan a sus hijos deciden jugar un rol para hacerle frente a los amedrentamientos, humillaciones y abusos de la patronal.
Nada las ha doblegado, ni cuando los golpeadores accionaron contra su compañera María Luisa Hernández Moreno, quien falleció a las semanas fruto de los golpes en un intento por desalojarlos.
No olvidemos que cuando las mujeres deciden luchar con su coraje se encuentran en la primera fila. Ya vimos a cientos de mujeres hacerse parte de la movilización por la aparición con vida de los normalistas de Ayotzinapa; los últimos 20 años, madres que buscan a sus hijas desaparecidas o justicia para las asesinadas. Los últimos meses, miles de jornaleras del Valle de San Quintín en Baja California emprendieron una gran movilización por sus derechos; al igual que las maestras, que son el corazón de la resistencia magisterial frente a la reforma punitiva de la educación; las obreras de la maquiladora Delhi en Zacatecas, que luchan contra el charrismo sindical y los trabajadores y trabajadoras de Mazda en Celaya, que luchan contra los despidos por denunciar las malas condiciones de trabajo, los malos tratos y el acosos sexual por parte de los agentes de los patrones.
Desde Pan y Rosas nos parece importante destacar el rol que juegan estas aguerridas mujeres, protagonizando esta lucha por la recuperación de su fuente de trabajo. Creemos que debemos rescatar las experiencias de las trabajadoras porque es sumamente transgresor contra toda la explotación y opresión que vivimos bajo este sistema capitalista y patriarcal. Así mismo consideramos necesario rodear de la más amplia solidaridad a las y los trabajadores en pie de lucha de Sandak, por lo que hacemos un llamado a las organizaciones sindicales que se reivindican opositoras y democráticas, junto a organizaciones de izquierda, a hacerse parte de las acciones para que ninguna lucha quede aislada, en el camino del despertar de la clase trabajadora para enfrentar a los patrones, el gobierno y este régimen político entreguista y antiobrero.
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