MTS - Movimiento de los Trabajadores Socialistas

Ayotzinapa destapó para el mundo la miseria que se vive en Guerrero

Gabriel Bagundo
México D.F. – 19 de enero de 2015

A casi 4 meses de la desaparición forzada de 43 normalistas y el asesinato de varias personas en Guerrero, las movilizaciones han cimbrado a México y el mundo. Pero ¿cuál es la situación de la entidad?

Esta crisis que ha hecho temblar al gobierno local y federal de conjunto, destapó una larga historia de miseria y explotación en el estado de Guerrero que debe terminar.

Detrás de las masivas protestas que exigen la presentación con vida de los normalistas de Ayotzinapa, hay una historia de miseria y pobreza en el estado de Guerrero.

Con casi 3.400.000 habitantes en los 81 municipios del estado, de los cuales 15% habla una lengua indígena, Guerrero es una de las entidades más marginadas del país con el 30% de su población viviendo en “pobreza extrema”.

El gobierno y los caciques han impuesto una vida de miseria

Más de 700 mil personas no saben leer ni escribir y la escolaridad promedio apenas supera la primaria; 42% de la población vive en zonas rurales y 20% de todos los hogares no tienen ni piso de tierra ni drenaje.

La mortandad infantil, en madres embarazadas mayores de 40 años, alcanza hasta 1 de cada 10 recién nacidos en algunos municipios del estado.

Para el 2006, 80% de la población no tenía acceso a los sistemas de salud. La diabetes y las enfermedades cardiovasculares matan a 4 de cada 10 guerrerenses.

El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) señaló en junio del 2014 que Guerrero era considerada la entidad más corrupta a nivel nacional. En el 2013 fue la segunda entidad, después del Estado de México, con más homicidios: 2.203.

El 76% de toda la riqueza que produce el estado se concentra en el sector servicios (hoteles y comercios) fundamentalmente en Acapulco, dejando con pocas opciones de trabajo al resto de la población del estado.

La miseria que exhibe y cuestiona al gobierno

Desde los años 60´s, el gobierno del estado tiene una estrecha colaboración con el Ejército mexicano. Miles de luchadores sociales fueron asesinados y desaparecidos en la entidad desde entonces, como ha sido ampliamente documentado por personalidades como Rosario Ibarra.

Por una salida independiente del régimen y los partidos patronales

El crimen de Ayotzinapa abrió una de las crisis políticas más importantes de la historia del país. Ante el mundo entero exhibió no sólo la corrupción e ineptitud del gobierno, también la pobreza y miseria a la que está sometida a la población.

Es necesaria una salida independiente, obrera, campesina, y popular. Mientras los partidos patronales y el gobierno tratan de limpiarse las manos y buscan una salida que afecte lo menos posible sus intereses, los socialistas sabemos que hay que luchar por sacarlos del poder y por transformar radicalmente las condiciones de vida de las grandes mayorías.

El ex gobernador Ángel Aguirre fue obligado por la presión política a pedir licencia, pero no enfrenta ningún cargo penal pese a su responsabilidad en los ataques que sufrieron los normalistas en el 2014 y 2011. Sobre de él y otros funcionarios actuales y anteriores, pesan varios crímenes sin investigar.

Rogelio Ortega, gobernador interino del estado, es parte de este entramado al que ha entrado con la consigna de no investigar nada al gobierno saliente de Aguirre.
La inconformidad con los partidos patronales es profunda.

Recientemente se destapó al interior del Partido de la Revolución Democrática (PRD) que Armando Ríos Piter había recibido la oferta de a corriente “los chuchos” ser el candidato del PRD a la gubernatura del estado, si pactaba con Aguirre Rivero, quien sigue siendo parte del consejo estatal del PRD. Una medida para limpiar su imagen personal, pero que es incapaz de denunciar los delitos que carga cada político y dirigente del PRD.

La herida que ha causado el crimen de Ayotzinapa, cerrará no sólo cuando regresen con vida nuestros compañeros, lo hará cuando termine la pobreza y la explotación que se vive en el estado de Guerrero y en todo el país.