Carta a Claudio Castillo Peña

28 Feb 2015   |   comentários

Horacio Bahena Bustamante. Fuente: La Jornada //La brutal represión contra el magisterio en Guerrero el pasado 24 de febrero, se cobró la vida del maestro jubilado Claudio Castillo Peña, de 65 años, quien murió a causa de los golpes propinados por la policía. Reproducimos una carta escrita para él por uno de sus compañeros de lucha.

Carta a Claudio Castillo Peña
La brutal represión contra el magisterio en Guerrero el pasado 24 de febrero, se cobró la vida del maestro jubilado Claudio Castillo Peña, de 65 años, quien murió a causa de los golpes propinados por la policía. Reproducimos una carta escrita para él por uno de sus compañeros de lucha.

CARTA A CLAUDIO CASTILLO PEÑA
CAIDO EN LA LUCHA POR LA DIGNIDAD Y LA DEMOCRACIA
EL 24 DE FEBRERO DEL 2015.

Hermano y compañero:
Me arde la cara de vergüenza y de dolor por no haber estado a tu lado, el día en que tus asesinos, levantaron sus armas para sacrificarte.
Juntos construimos caminos y andamios a lo largo y ancho de nuestro estado y fuera de él; fueron más de cuatro décadas de luchas desiguales, por tratar de heredarles a nuestros hijos, un pedazo de Patria más libre, justa y con esperanza.
Recuerdo aquella tarde de los años setenta, en que llegué a verte al kilometro treinta, localidad en la que servías como maestro de aquel pueblo; había ido junto con Eduardo Rubio, a invitarte a participar en apoyo al paro que convocaba el Movimiento Revolucionario del Magisterio, en aquellos tiempos; y, tú, sentado a la orilla de tu cama, me escuchabas, pues las sillas nos las habías cedido a nosotros, en aquella habitación que te servía de dormitorio, sala y biblioteca con tus libros apilados en un rincón; nos contestaste, que poco podías hacer por tu impedimento físico para caminar; hablamos del Che Guevara, de aquella obra de Nikolai Ostrovski, “Así se templó el acero” y finalmente nos dijiste, que podríamos contar contigo, en la lucha por Democratizar nuestro sindicato y reivindicar nuestra labor como maestros, ligándonos a las causas más nobles de nuestro pueblo.
Te recuerdo en el autobús que nos llevó aquella noche de 1989, al DF a sumarnos por primera vez al plantón, con los demás estados de la república, que luchábamos por mejores salarios y la democratización del SNTE; aun no nacía la CETEG, que siempre fue tan tuya; te pusiste de pie antes de llegar a la central de tasqueña y les hablaste a los pasajeros más que con palabras, con ese corazón tan grande que tenías, pidiéndoles su apoyo y comprensión, fueron tus palabras las que nos dieron de comer aquellos primeros días de lucha; durmiendo en las frías y mojadas calles del DF, en el suelo, sobre pedazos de cartón y a la intemperie.
Te recuerdo al frente de los contingentes en lucha, llamando a todos a defender sus derechos y la educación pública.
Hermano, cuanto odio, cuanto temor, cuanto miedo arrancaron tus palabras ayer, a las almas de tus asesinos, que tuvieron que asesinarte para callar tu voz, que, a pesar de todo se seguirá escuchando, una voz tuya que jamás silenciaran, porque es la voz de la dignidad de los hombres y mujeres, que aún creen que es posible construir un México más justo y humano, un México con esperanza y solidario.
Hermano, compañero, la muerte es olvido y tú jamás morirás para nosotros, que te llevaremos por siempre en el corazón.

Horacio Bahena Bustamante.

Fuente: La Jornada









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