Distrito Federal: una reforma política a modo de los partidos patronales
11 Dec 2015
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El pasado 9 de diciembre la Cámara de Diputados aprobó la reforma política del Distrito Federal con cambios mínimos -y con la protesta de la bancada de Morena-, que devolvió al Senado para su aprobación en pleno, la cual se espera se dé el próximo martes después de aprobadas las enmiendas en las comisiones.
Después de aprobados los cambios en el Senado, la reforma se enviará a los Congresos de los estados donde tiene que ser ratificada por la más de la mitad para que ésta se haga efectiva, lo cual se espera que ocurra antes de iniciar el siguiente año.
La reforma política del D.F. plantea la integración de la capital como el estado 32 de la República Mexicana y sede de los poderes nacionales, cambiando su nombre a Ciudad de México. Esto significa la integración de una Constitución propia, la creación de demarcaciones territoriales -gobernadas por un alcalde y concejales- que sustituirán a las demarcaciones establecidas en las 16 delegaciones. Además, la Asamblea Legislativa del Distrito Federal se convertirá en Congreso Local, que implica la facultad de aprobar reformas constitucionales. Esta reforma no otorga autonomía plena en el manejo de las finanzas del Distrito Federal, que permanecerá sujeta al respaldo y la aprobación del Ejecutivo y de la Cámara de Diputados.
La integración de la Constitución propia supone la conformación de una Asamblea Constituyente. Dicha Asamblea será conformada por 100 miembros de los cuales 60 serán elegidos por principio de representación proporcional, con votaciones de una lista en una sola circunscripción plurinominal, los otros 40 miembros serán divididos en 14 designados en la Cámara de Diputados 14 en el Senado y seis establecidos por el Ejecutivo federal y otros seis por el Jefe de Gobierno del DF.
Una Asamblea Constituyente impuesta
La distribución de los miembros de la Asamblea Constituyente implica la imposición del 40% de su composición por parte de las instituciones y sus principales partidos –PRI, PAN y PRD–, que han aprobado las reformas que garantizan la mayor explotación y el despojo a los recursos naturales a través de la represión, que mostraron su carácter más degradado con la desaparición de 43 normalistas en Iguala, Guerrero y que hoy encabezan la represión contra el magisterio combativo en todo el país. Estos 40 miembros serán opuestos a los intereses de los trabajadores y sectores populares que son la mayoría de la población en el Distrito Federal. En una nueva muestra del carácter profundamente antidemocrático de este régimen, este 40% no será electo por la población, sino que serán impuestos a “dedo”.
De esa forma se aseguran además prácticamente una mayoría de asambleístas que respondan a estos partidos e instituciones. Por otra parte, el restante 60% será electo con base en la antidemocrática legislación electoral, que impide, apelando a todo tipo de restricciones y mecanismos procriptivos, que las organizaciones obreras y de izquierda podamos, en caso de así considerarlo, participar con nuestro programa en los procesos electorales. Esto muestra, además, que este régimen es profundamente antidemocrático, y que está lejos de ser “reformable”, como sostiene la dirección de Morena.
De ser ratificada en los Congresos locales, el Consejo General del Instituto Nacional Electoral emitirá la convocatoria para la elección de los constituyentes a más tardar dentro de los siguientes 15 días a partir de la publicación oficial de la reforma.
A todas luces la reforma política y por ende la futura Constitución responden a los intereses de la casta política que busca garantizar el control de uno de los centros políticos y económicos más importantes del país, como lo es el Distrito Federal.
Desde el Movimiento de los Trabajadores Socialistas (Agrupación Política Nacional) consideramos que los trabajadores, jóvenes y mujeres del Distrito Federal nada bueno pueden esperar de esta Asamblea Constituyente organizada a modo de los intereses de los partidos patronales y de las instituciones del régimen político. Una perspectiva favorable a sus intereses solo vendrá de la movilización, en lucha por sus demandas más sentidas, y enfrentando los mecanismos antidemocráticos de este régimen y su ataque a las libertades y conquistas de las amplias mayorías.
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