El SME recibió plantas hidroeléctricas y comenzó “reinserción laboral” de electricistas
05 Dec 2015
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Desde inicios del mes de octubre comenzó la esperada entrega de plantas hidroeléctricas al SME para operarlas en común con la transnacional portuguesa Motta-Engil. La primera planta recibida por el SME de las 12 hidroeléctricas que le serán entregadas y las de Ciclo combinado, fue la de Necaxa. A ella le siguieron la entrega de instalaciones de Encasa, Tepexhi, Patla, Lechería, etc.
Entre el 9 y 13 de noviembre comenzaron a laborar los primeros trabajadores del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) en las plantas hidroeléctricas de Necaxa, Patla y Texcapa, en el estado de Puebla, de Lerma en el Estado de México, así como la hidroeléctrica de Tepeji, Hidalgo.
También se entregarán en total 40 predios de fábricas y talleres para la reparación y mantenimiento de las generadoras de energía y serán también devueltos 20 predios de naves industriales para culminar con la agencia comercial.
Las instalaciones mencionadas, le fueron otorgadas al SME en concesión por 30 años. Esta entrega de hidroeléctricas se da a 6 años de la extinción de Luz y Fuerza del Centro, mediante decreto presidencial de Felipe Calderón, con el que 44 mil trabajadores electricistas perdieron el empleo.
Los trabajadores electricistas operarán las instalaciones que les han sido entregadas a cambio de renunciar al pasivo laboral equivalente a las liquidaciones de los 16 mil electricistas que no abandonaron la lucha. La operación se hará mediante la Sociedad Fénix, que impulsan como es sabido, con la empresa transnacional Motta-Engil.
Aunque según el acuerdo firmado entre el SME y al Secretaría de Gobernación los 16 mil trabajadores electricistas serán reinsertados al trabajo aún no hay certeza ni declaraciones públicas acerca de cuántos trabajadores han sido recontratados hasta el momento y en qué periodo serán reintegrados el total.
¿Cuáles son los límites y riesgos del acuerdo con el gobierno y la asociación con una empresa privada?
En el discurso tras la primera entrega de la hidroeléctrica de Necaxa, Martín Esparza Flores ha planteado que “el Comité Central del SME participará en el consejo de administración de la nueva empresa, con lo que garantizarán el buen manejo de la misma y el reparto de utilidades entre los socios-trabajadores”. ¿La participación del Comité Central del SME es garantía óptima para los derechos e intereses de los trabajadores?
Esparza agregó, “La hidroeléctrica va a generar recursos para todos los trabajadores. No vamos sólo en la relación obrero-patronal, tenemos el 49 por ciento de acciones de la empresa y el Contrato Colectivo de Trabajo. Esta es la primera etapa, la de la transición y el objetivo es preservar al SME.”
La sobrevivencia del SME sin duda es mérito de los 16 mil 599 trabajadores electricistas que no se liquidaron y mantuvieron la lucha de resistencia, como el propio Esparza reconoce, pero la preservación del SME como un sindicato que se reclama combativo e independiente, en el marco de una asociación entre trabajadores y empresarios está en cuestión.
La resistencia de los smeítas encara hoy importantes peligros tras 6 años de resistencia exigiendo reinstalación laboral. El más importante es -como ya habíamos mencionado anteriormente (Aquí y acá) en artículos de La Izquierda Diario- que la cooperativa creada por el SME compartirá los derechos de explotación de los activos que le han sido otorgados con Mota-Engil.
Mota-Engil es una empresa transnacional, que se extiende en busca de la mayor ganancia posible, explotando a los trabajadores de los países en los que opera. Nace de la fusión en el año 2000 de las empresas Mota & Companhia y Engil SGPS que han hecho gran parte de su fortuna en diversos países africanos primero y de Europa del Este posteriormente y ahora en América Latina, explotando precisamente la mano de obra barata de los trabajadores de estas regiones ha logrado crecer a la sombra del neoliberalismo, sus más importantes avances de internacionalización se dan a partir de la décadas de los 70’s, aunque desde los 50’s Mota & Companhia ya conseguía ganancias enormes en la Angola que sufría bajo el colonialismo portugués.
En México, a partir de su asociación con el SME se prepara ya para competir en el Mercado Eléctrico Mayorista desde enero del 2016 en el marco de la privatizadora reforma energética.
Esta empresa capitalista-cuyo interés es sacar provecho de los recursos energéticos y de la explotación de la fuerza de trabajo- con la que el SME está asociado en la Sociedad Fénix tiene el 51% de la sociedad frente al 49% de los trabajadores electricistas, lo cual representa una diferencia suficiente para lograr una importante ventaja en cuanto a la conducción de la sociedad. Es decir, tener a favor el 51% de la sociedad implica tener control de decisiones salariales y de inversión, entre las más importantes.
Esto, como ya hemos señalado anteriormente, significa también que como socios, los electricistas asumirían un porcentaje de las pérdidas que la sociedad pudiera tener, equivalente a sus aportaciones.
De cara a esta alianza entre los electricistas y Mota-Engil no queda más que preguntar ¿Es posible confiar en que colaborando con una empresa privada, transnacional (la cual tiene la mayoría del capital accionario), los trabajadores del SME reconquisten los derechos que lograron en la extinta LyFC?
Desde La Izquierda Diario y el Movimiento de los Trabajadores Socialistas consideramos que la asociación entre patrones y trabajadores plantea el riesgo cierto de subordinar a los trabajadores y sus intereses, a los intereses del patrón. Este peligro, además, no es planteado en ningún momento por la dirección smeita, que presenta el acuerdo como un triunfo y no advierte de los riesgos que esto implica. En el caso del SME, entraña además el peligro de que los trabajadores pierdan su CCT y las conquistas logradas durante décadas de lucha. Además, estar asociados con una empresa capitalista puede generar presiones productivistas y, por esa vía, a asumir condiciones y ritmos de trabajo que lleven a la súper explotación de los electricistas mientras la empresa compite con otras empresas privadas del sector energético.
La respuesta es una salida independiente para las demandas del SME
Como ya planteamos previamente, consideramos que la cooperativa Luz y Fuerza del Centro, impulsada por el SME debe apuntar a asumir la operación de los activos que conquistó, sin participación de la empresa privada Mota- Engil, peleando por que los recursos para echarlos a andar provengan no de una empresa privada, sino del propio Estado que los despojó de su fuente laboral y por ser ellos, los propios trabajadores quienes desde su cooperativa LF del Centro de forma independiente a cualquier empresario se encarguen de definir el rumbo de la misma, garantizando las condiciones laborales de su CCT con LyFC .
Así mismo, la lucha de los trabajadores del SME por una salida combativa e independiente a su situación, debe hacerse vinculada a una lucha de conjunto que enfrente la privatización de la industria eléctrica y la reforma energética, y se proponga luchar por re estatización bajo control de los trabajadores.
Para la solución a las demandas del SME llamamos nuevamente a los trabajadores electricistas a luchar de manera independiente junto a los sectores populares y de trabajadores -como el magisterio- que se ven golpeados también por los ataques de los patrones y los partidos políticos e instituciones -como el Congreso de la Unión- a su servicio.
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