Guerrero: renuncian dirigentes históricos del PRD

13 Dec 2014   |   comentários

En conferencia de prensa, el 10 de diciembre en Chilpancingo, fundadores y dirigentes históricos del Partido de la Revolución Democrática (PRD) en Guerrero anunciaron su renuncia, profundizando la crisis del partido.

Tras la masacre de Iguala del 26 y 27 de septiembre, en la que fueron asesinadas seis personas y desparecidos 43 estudiantes de la normal rural de Ayotzinapa a manos de la policía municipal -en colusión con la organización criminal Guerreros Unidos-, a nivel nacional se ha desarrollado un movimiento de masas que, a la par de exigir la presentación con vida de los normalistas, denuncia la responsabilidad del Estado en esos hechos y reclama la salida del presidente Peña Nieto, abriendo una profunda crisis de legitimidad de las instituciones y los partidos del régimen político mexicano.

La vinculación directa del exalcalde de Iguala José Luis Abarca y su esposa, ambos perredistas, en el ataque y la detención de los normalistas, y el señalamiento de la responsabilidad, al menos por omisión, del entonces gobernador de Guerrero, Ángel Aguirre, ha metido al PRD en una crisis que con el pasar de las semanas va poniendo en cuestión su propia supervivencia. Crisis reflejada en los vituperios, agresiones y humillaciones que han recibido militantes, legisladores y dirigentes del "sol azteca" por parte de manifestantes solidarios con la causa de Ayotzinapa, a lo que se suma la renuncia, el pasado 25 de noviembre, del “líder moral” y fundador de ese partido, Cuauhtémoc Cárdenas.

En ese marco, Eloy Cisneros Guillén, Saúl López Sollano, Bernardo Ranferi Hernández Acevedo, el expresidente del Consejo Estatal del PRD Mauro García Medina, el exalcalde de Acapulco Félix Salgado Macedonio y unos 20 militantes más presentaron su renuncia -algunos luego de más de 25 años de militancia-, argumentando que ha perdido sus principios de izquierda, que ha dejado de lado la lucha social, que ya no representa una opción para la ciudadanía y que no comparten los intereses que tiene ese partido, como convertirse en una maquinaria electoral.

Acusaron al PRD de traición a la patria por haber firmado el Pacto por México, en el que se basó Peña Nieto para pasar sus reformas estructurales, y señalaron que su decisión obedece también a las prácticas de corrupción y a la antidemocracia interna. Responsabilizaron a la dirigencia nacional encabezada por Carlos Navarrete, de la corriente Nueva Izquierda (los chuchos), por la descomposición del partido.

Aunque dijeron que no se integrarán a otro partido político, anunciaron la creación de un frente que buscará vincularse a los movimientos sociales, y que se incorporará al movimiento por la presentación con vida de los normalistas.

En todo esto, llama la atención que sea hasta ahora que dirigentes y militantes del PRD decidan renunciar, pues todas sus denuncias son conocidas desde hace años, haciendo pensar que su salida obedece a cálculos políticos oportunistas.

Junto al vaciamiento acelerado del Partido Acción Nacional (PAN) y el repudio masivo hacia el Partido Revolucionario Institucional (PRI), el desbarranque del PRD, que fungiera durante décadas como partido de contención y desvío del descontento social, agrava la crisis del régimen político mexicano, que no halla cómo frenar las movilizaciones en su contra.









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