LA CLASE OBRERA MINERA
19 Feb 2008
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Por: Jimena Mendoza
A partir que el gobierno de Fox se entrometió en la vida in terna del sindicato, imponiendo a su «alfil» Elias Morales en la dirección, se desarrolló la lucha de los trabajadores.
Esta tuvo su punto mas alto en la rebelión obrera de Sicartsa, que levantó demandas salariales, contractuales y contra la intromisión gubernamental, que costó la vida a dos mineros y enfrentó la acción policial del gobierno perredista de Cárdenas Batel en complicidad con el federal. Luego vinieron el paro general minero del 2006, los recurrentes paros ese mismo año y huelgas en distintos sectores a finales de 2007 como la de la planta de zinc San Martín en Sombrerete, la mina de plata Taxco y la mina de cobre en Cananea, todas estalladas en defensa del contrato colectivo y por medidas de seguridad elementales para los trabajadores. Mientras los exmineros de Real del Monte, luchan por sus derechos, recordemos los 65 trabajadores sepultados bajo la mina producto de negligencia patronal y del gobierno en el 2006 en Pasta de Conchos.
Más reciente, el 12 de enero de 2008, la huelga de los mineros del cobre en Cananea fue violentamente reprimida por más de 800 policías estatales, federales y el ejército, luego que la junta federal de conciliación y arbitraje la declarara ilegal.
Las acciones de estos años muestran el gran potencial de movilización y combatividad del sector minero, que con paros y huelgas, ha generado millonarias pérdidas a los patrones. Es una respuesta de lucha frente al avasallamiento de las conquistas como el contrato colectivo y en defensa de la autonomía sindical, y se ponen así a la vanguardia de la resistencia obrera, reactivando la lucha para que el gobierno, el régimen y el estado saquen sus manos de las organizaciones de los trabajadores.
La marcha del 22 de enero en solidaridad con los mineros fue un primer paso para defender a su organización y al conjunto de los sindicatos. Es necesario fortalecer la unidad y profundizar el camino de la movilización en defensa del derecho de huelga, por el respecto al contrato colectivo y por ¡Fuera el estado de las organizaciones de los trabajadores!
Para triunfar hay que acabar con la burocracia sindical
Los trabajadores mineros han mostrado un instinto muy combativo al defender su sindicato de la intromisión del gobierno, usando sus métodos tradicionales de lucha como la el paro, la huelga y la autodefensa. El proceso de recomposición de los trabajadores en general y de los mineros en particular abre la posibilidad de que resurja la tradición combativa que demostraron algunos sindicatos en los años ´70, incluyendo el minero, que realizó importantes huelgas que no sólo enfrentaban a la patronal y al gobierno sino también al control gansgsteril y propatronal de Napoleón Gómez Sada, padre del actual secretario general.
La primera tarea para las organizaciones obreras y de izquierda, es que nos solidaricemos con la lucha por autonomía sindical de los mineros, planteando que el Estado debe dejar de entrometerse en su organización. Al mismo tiempo que hacemos eso y apoyamos los paros, las movilizaciones y acciones convocadas por el sindicato, planteamos que es necesario luchar por la democratización del mismo y porque la base sea la que elija en forma democrática a sus representantes.
La democracia sindical es condición indispensable para que los trabajadores sindicalizados, en unidad con los no sindicalizados (y luchando por el derecho de estos a integrarse al sindicato), puedan luchar hasta el final por sus reivindicaciones, superando a la burocracia, que por años los ha mantenido con camisa de fuerza. Los trabajadores mineros deben comenzar a organizar asambleas, agrupamientos o corrientes que planteen la lucha por la recuperación de su organización.
¡Arriba los mineros de Cananea!
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