La clase obrera oculta

18 Jan 2016   |   comentários

Es el sugestivo título del artículo dedicado a México de la revista Estrategia Internacional número 29, editada por quienes conforman la red de periódicos digitales La Izquierda Diario.

Se trata de un estudio que echa luz sobre la concentración, expansión y crecimiento numérico de la clase obrera mexicana, transformada al calor de la aguda penetración imperialista y de dos décadas de implementación de Tratado de Libre Comercio.

No podía ser más oportuna su elaboración, a cargo de Jimena Vergara, docente y militante del MTS de México, en el marco de las nuevas luchas obreras que están cimbrando el control burocrático de la CTM y la esclavitud asalariada en el norte del país. Los plantones de Ciudad Juárez, cuyas luchas más ejemplares están dando ahora mismo las y los trabajadores de Lexmark y Eaton, comenzaron a conmover a la prensa internacional en las últimas semanas. Y es que frente a demandas mínimas como aumento salarial de 6 pesos, la patronal ha respondido con despidos y represión. La ciudad del feminicidio y el narcotráfico – descrita en toda su barbarie y premonitoriamente por el escritor chileno Roberto Bolaño en “2666”-, ahora se ha vuelto el escenario de este incipiente pero significativo despertar obrero del cual viene informando La Izquierda Diario.

El artículo tiene el mérito de abrir fuego contra la invisibilización que ha hecho la izquierda, la intelectualidad y la academia del robusto proletariado mexicano, en la segunda economía más importante de América Latina. Como plantea la autora “El que la lucha de clases durante el último cuarto de siglo haya sido protagonizada por los aliados del proletariado –los campesinos y pueblos originarios– ha fortalecido las teorías de los “nuevos sujetos” y ha devenido en que, hablar de la clase obrera hoy, resulte anacrónico tanto para la intelectualidad como para la mayor parte de la izquierda”.

Y sin embargo en las páginas del artículo se demuestra que, producto de la transformación de México en una plataforma de exportación manufacturera para la industria estadounidense, la tendencia a la sustitución de las exportaciones petroleras por las manufactureras y el dinamismo de la Cadena Automotriz Autopartes en los últimos años, se configuró un proletariado de alrededor de 42 millones de asalariados, de los cuales por lo menos 11 millones están en la industria manufacturera, petrolera y extractiva.

Al dar cuenta de la fortaleza numérica de la clase obrera y su extensión geográfica hacia el bajío y el centro del país, el artículo sugiere que una tarea de la izquierda revolucionaria en México es empalmar con este nuevo proletariado y poner esfuerzos por cerrar la brecha entre los trabajadores y las ideas socialistas.

En última instancia, dice Vergara en entrevista para LID “ésta es la perspectiva del MTS, se trata de que en México la clase que produce toda la riqueza social y que tiene el poder de paralizar la economía capitalista – afectando también a las grandes trasnacionales en Estados Unidos- se configure como sujeto político y ponga en pie su propio partido, la organización de los nuevos esclavos insurrectos. Esta perspectiva en un país gobernado por “poderes descomunales” como el imperialismo estadounidense, las trasnacionales y sus socios nativos es la única posible, porque se requiere de una fuerza también descomunal para echar abajo a este régimen social basado en la subordinación al imperialismo, la explotación de millones, la opresión a las mujeres, los jóvenes y la asociación con el narcotráfico”.

Y al preguntarle sobre la mención que hace en las conclusiones respecto al imponente movimiento de solidaridad con Ayotzinapa responde que “justamente, uno de los límites que tuvo el movimiento, que logró cimbrar al gobierno de EPN pero no tirarlo fue la ausencia de estos destacamentos proletarios. La ausencia también de una política – por parte de la mayoría de las organizaciones que formaron parte de la Asamblea Nacional Popular que convocó a las jornadas de acción global- para conmoverlos. Y sobre todo, la acción de las burocracias sindicales – charras y opositoras- que obstaculizó la posibilidad de que los trabajadores actuaran con sus métodos de lucha y sus organizaciones en el cenit del movimiento”.

En suma, el artículo intenta ser un desafío a aquellos que por distintas vías le dijeron “adiós al proletariado” o se adaptaron a esta idea desde la izquierda, ya sea porque negaron su existencia o porque negaron su potencial revolucionario y abandonaron la apasionante tarea de forjar una fuerza militante y de independencia política en su seno.

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