Un debate en la izquierda

La consulta y los socialistas

30 Jun 2008   |   comentários

La propuesta lanzada por el PRD de convocar a una consulta popular sobre la privatización de PEMEX, provocó distintas respuestas en el seno de las organizaciones que se reclaman socialistas.

En la LTS-CC apoyamos el elemental derecho democrático de las masas a expresar su voluntad, incluyendo el derecho a la utilización irrestricta e incondicional de los mecanismos de la democracia burguesa (como es la participación en la Consulta organizada por el PRD).

No lo hacemos porque confiemos en que éstos supongan una verdadera democracia en favor de los explotados y oprimidos, sino porque consideramos que la pretensión de limitar la propia democracia burguesa con acciones reaccionarias (como el intento de desafuero o el fraude del 2006) abre las puertas para un ataque al conjunto de las libertades democráticas y a las organizaciones de las masas, y las deja en peores condiciones ante la ofensiva capitalista.

Pero mal haríamos en generar expectativas en que ese mecanismo (u otros supuestamente «superiores», como el referéndum) fuesen un arma efectiva contra la ofensiva privatizadora. En vez de actuar como socialistas, fortaleceríamos las ilusiones en una posible democratización de este régimen anti-obrero y antipopular.

El POS y su «referéndum ya»

Este es un debate fraternal con los compañeros del Partido Obrero Socialista – Movimiento al Socialismo (POS-MAS), convencidos de que la discusión estratégica y programática es fundamental para aportar a la construcción de una política independiente de la clase obrera. En El Socialista 337, el POS plantea la consigna de «referéndum ya», y la explican diciendo «Debemos exigir que se apruebe el referéndum con carácter constitucional, para poder decidir sobre asuntos nacionales, y que las decisiones no queden en manos de unos cuantos.» Y dicen: «El pueblo organizado en asambleas barriales y en centros de trabajo, deberá exigir a los gobernantes la organización de un referéndum sobre el tema, hay que demandar que ese instrumento democrático, que sí tendría peso para incidir en las políticas públicas (a diferencia de la consulta), se incorpore en la Constitución.».

El problema de estas afirmaciones es que abren expectativas en que, con reformas constitucionales y mecanismos como la consulta y el referéndum, los trabajadores pueden incidir y «decidir sobre asuntos nacionales», así como conquistar mayor democracia en sus organizaciones. Además, en que estos métodos legales son la vía para lograr esto bajo el régimen pro-patronal y antidemocrático. Esto deja de lado que quien tiene la última palabra son las instituciones del régimen.
Además, su propuesta lo lleva a presentar un mecanismo de democracia plebiscitaria –el referéndum-, como si fuera un instrumento de democracia directa de las masas, considerándolo una «poderosa herramienta» para los trabajadores. Olvida que en los países donde se incorporaron mecanismos similares a la legislación burguesa, eso no ha redundado en una real incidencia de las masas en las políticas públicas; lejos de ello, han sido utilizados por la misma burguesía –como ocurrió con el referéndum en Costa Rica- para sancionar «democráticamente» el TLC.

Trás estas propuestas está la idea de que es posible democratizar las instituciones del régimen democrático burgués. El articulo suscrito por Cuauhtémoc Ruiz, que dice «El debate (en referencia al debate del congreso, N. del A.) es insuficiente. El referéndum permitiría la expresión de toda la población en edad de votar y sería un paso adelante en democratizar el país.». Dejemos de lado, por un momento, que el dirigente del POS considera «insuficiente» un debate que es una verdadera burla para los trabajadores y el pueblo de México. El POS comete el mismo error del año 2000, cuando definió el triunfo del derechista Fox como un «triunfo de la revolución democrática». «Revolución democrática» que mantuvo intacto al aparato charro, que impuso un IFE subordinado al PRI-PAN, que impuso al candidato del partido en el poder, liquidó las pensiones del IMSS, reprimió al pueblo de Atenco, tiene 600 desaparecidos, etc.

Y es que en estos años, se mantuvieron los rasgos antidemocráticos del priato, con transformaciones formales en las instituciones, con más protagonismo del Congreso. Esto muestra que la «democratización del país» no será posible bajo esta democracia degradada al servicio de los capitalistas, al contrario de lo que suponen los compañeros del POS. Y que las demandas democráticas más elementales sólo se pueden obtener como resultado de una gran lucha revolucionaria, así como que sólo pueden ser garantizadas, de forma integra y efectiva, por un gobierno de los trabajadores y los campesinos.

Perder de vista esto, puede conducir a centrar la estrategia política en la democratización del régimen político, en lugar de luchar por su derrocamiento revolucionario. Y adaptarse, en los hechos, a las trampas implementadas por quienes buscan orientar el descontento hacia mecanismos «participativos» en los marcos del régimen político. Esto es lo que se ve en El Socialista 337, donde critican a AMLO por «los métodos que utiliza para organizar las protestas», dejando de lado que el problema central de la política lopezobradorista es que -por su carácter de clase - no puede orientar ni impulsar una lucha frontal contra el régimen.

Opinamos que la consecuencia de esto, es no darle su importancia fundamental a lo que sí es una poderosa herramienta de los trabajadores: la movilización en las calles y la huelga general, orientada a frenar y derrotar, con sus métodos de lucha, la ofensiva privatizadora, cuya concreción ha sido evitada por las direcciones sindicales afines al PRD. Si bien el POS-MAS propone un «paro cívico» en su periódico, el mismo está planteado fundamentalmente como una medida para lograr la realización del referéndum y la reforma constitucional. Si queremos frenar la ofensiva de las transnacionales, debemos organizar la lucha obrera y popular en las calles, con una perspectiva independiente de los partidos de la patronal y sus instituciones, llamando a los trabajadores a confiar solamente en sus propias fuerzas y en sus propios métodos, como la vía por medio de la cual se podrá derrotar el ataque calderonista.

Creemos que el POS debe reevaluar el curso político presentado en El Socialista, que lo desarma para ofrecer una perspectiva realmente socialista y revolucionaria para los trabajadores.

El PRT y López Obrador

Los últimos años, el PRT se ha caracterizado por ir a la cola del PRD y en particular de AMLO, participando incluso, a través de una de sus militantes, en sus listas electorales (lo que ha sido justificado como una «decisión personal»…). Compitiendo con Militante respecto a quien se subordina más a la dirección de la CND, el PRT plantea ahora que el movimiento de masas avanza bajo la dirección objetiva (y subjetiva) del PRD, AMLO y la CND, hacia la «acción política independiente y organizada». Bajo esta lógica, no sorprende que -a la cola del PRD- se planteen construir una sociedad diferente a la actual.

El PRT intenta meter «por la ventana» una supuesta identidad entre el movimiento de masas (que ciertamente simpatiza con AMLO) y su dirección y deja de lado que es la falta de una política independiente de las direcciones del movimiento obrero, y el rol de la dirección del PRD, lo que ha impedido que se desarrolle una lucha radical contra el régimen antidemocrático, y que las movilizaciones han sido conducidas hacia una política de presión y «democratización» de las instituciones. El PRT deja de lado que esto es así debido al carácter burgués del PRD, expresado en una política que no pretende trastocar el régimen de propiedad capitalista, y bajo esa perspectiva es que participa acríticamente del movimiento lopezobradorista. Esta política es compartida por la corriente internacional a la que pertenece el PRT. Si bajo la misma apoyan a los antineoliberales cuando están en la oposición, basta ver lo que hizo su organización hermana en Brasil cuando asumió Lula: se integró a un gobierno que defendió a rajatabla los intereses de los capitalistas y terratenientes en contra del movimiento obrero y popular, reeditando el ministerialismo (participación de los socialistas en los gabinetes de los gobiernos defensores de los intereses de la burguesía) que tan duramente criticaron Lenin y Trotsky.









  • No hay comentarios para este artículo