La gran lucha estudiantil en Chile
24 Aug 2011
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Por Fabián Puelma, estudiante de derecho de la Universidad de Chile (en paro hace más de dos meses) y dirigente estudiantil del PTR, agrupación hermana del PTS en Chile
La lucha educativa continúa estando en el centro. Durante la jornada de protesta del 4/8, miles de estudiantes nos enfrentamos a la brutal represión del gobierno y se hizo sentir de manera activa el apoyo de los trabajadores, los pobladores y la población en general con los “cacerolazos”. El gobierno fracasó en su intento de aplastar nuestra lucha con la represión, lo que quedó demostrado en la masiva marcha del martes pasado. Actualmente hay un equilibrio inestable de fuerzas entre la movilización y el gobierno. Los políticos de la concertación y la derecha deben ensayar nuevas medidas para desactivar la lucha, y a nosotros se nos abre la necesidad de romper por izquierda este equilibrio para vencer.
Una lucha que conmueva los pilares del régimen
Esta movilización dejó de ser algo meramente estudiantil. Nuestra lucha está cuestionando profundamente la educación de mercado impuesta por Pinochet y profundizada por la Concertación. A su vez, ha abierto una crisis de este régimen político que ha sido un sostén de la “estabilidad” y de la “prosperidad” de la que se jactan los empresarios nacionales e internacionales.
En las últimas semanas este debate se ha profundizado. Los políticos de la derecha han hecho un llamado a la “responsabilidad” para cuidar las instituciones e insisten en que deben ser ellas las que resuelvan el conflicto. Incluso Pablo Zalaquett, alcalde de Santiago, aceptó que el 11 de septiembre (aniversario del golpe) haya resguardo militar de la ciudad. Aparte de los dichos, la derecha quiere organizar manifestaciones en respaldo al gobierno, lo que demuestra una tendencia a la polarización. La Concertación por su parte responde al debate planteando la necesidad de impulsar reformas políticas que logren darle una salida a esta crisis. Quieren posar como nuestros amigos, hablando de fin al lucro. Lo que está detrás, es que ambos están preocupados de que este cuestionamiento no pase a mayores.
De todas formas, su preocupación central es cómo terminar con las movilizaciones. El gobierno ensaya diversas políticas. Insiste en avanzar en medidas represivas, como es prohibir el uso de capuchas en las marchas y aumentar las penas por desórdenes públicos. A su vez, criminaliza y ataca las tomas. Pero por otro lado, anunciará nuevas medidas (como aumento de becas, más financiamiento, rebajas de créditos), para sentar las bases de una futura negociación con las direcciones del movimiento estudiantil y los profesores. Por lo mismo, es que juntos la derecha y la concertación, quieren impulsar una mesa entre parlamentarios, el ejecutivo y los dirigentes estudiantiles, para así avanzar en desviar nuestra lucha.
Los estudiantes seguimos en pie de guerra
Pero el movimiento estudiantil ha demostrado ser más fuerte que la represión, la criminalización y las maniobras de la derecha y la concertación. La jornada del 4/8 nos dio un nuevo impulso, y hemos visto estas semanas cómo universidades que no estaban movilizadas se sumaron a la lucha. Los “caceroleos” se han mantenido durante estos días y las muestras de apoyo de la población también.
Por lo mismo, quienes dirigen la CONFECH y el Colegio de Profesores (Juventudes Comunistas, Concertación y Autonomistas centralmente) se vieron obligados a rechazar la mesa que propuso el parlamento, pese a que los dirigentes se mostraron abiertos al diálogo. Plantearon que es el ejecutivo el que debe entregar ciertas garantías para luego sentarse a negociar. Y es que está muy vivo el recuerdo de 2006 cuando desviaron la movilización con una maniobra similar. A su vez, definieron un cronograma de movilizaciones, con un nuevo paro nacional para el 18/8, marcando como hito el paro de la CUT de la próxima semana. Sin embargo, este llamado no se ha traducido en que estén preparando de manera activa y desde las bases estas movilizaciones para que efectivamente el 24 y 25 de agosto haya una paralización efectiva que logre poner en jaque las políticas del gobierno.
Al mismo tiempo, están instalando con fuerza la idea de impulsar un plebiscito vinculante como forma de resolver el conflicto existente. ¿Pero es realmente una opción que nos favorezca? El mismo hecho que el diputado comunista Teillier planteara el plebiscito como una forma de “salvar” la institucionalidad frente a esta crisis, es ilustrativo para ver a quién favorece esta política.
Nuestra lucha puede y debe triunfar
En este momento clave del proceso, creemos que es central tener una política para triunfar. La demanda que se ha puesto en el centro es la educación gratuita, hoy esta consigna es bandera de lucha de cientos de miles. Debemos plantearla como una exigencia inmediata, debe ser el piso mínimo de nuestra lucha. Desde ahí, debemos luchar por impulsar una Segunda Reforma Universitaria y una nueva Escuela Nacional Unificada que ponga la educación al servicio de los trabajadores y los sectores populares, instaurando el ingreso irrestricto, el cogobierno triestamental, las cátedras nocturnas para trabajadores, etc. Debemos luchar por una Asamblea Constituyente Libre y Soberana basada en la movilización obrera y popular.
¿Pero cómo triunfar en estas demandas? Ni la negociación a puertas cerradas con el parlamento ni el plebiscito son una opción. ¿Plebiscito para qué si tenemos clara nuestra demanda? Además no es una herramienta democrática pues sólo nos pregunta por un sí o un no. Lo único que hace esta política es transformar la movilización en una lucha por “democratizar” el régimen, mientras que para nosotros de lo que se trata es de acabar de raíz con la herencia de la dictadura mantenida por la concertación. Hay otra alternativa: Buscar imponer nuestras demandas, doblándole la mano al gobierno en base a la fuerza y la movilización de estudiantes y trabajadores, luchando porque en vez de un voto secreto encerrado en una urna, podamos discutir en base a nuestras organizaciones y asambleas.
En concreto esto significa impulsar una retoma generalizada de liceos y universidades, indefinida hasta conseguir la educación gratuita como piso mínimo. Significa que debemos transformar la CONFECH en un organismo masivo y democrático, basado en los delegados mandatados de cada lugar de estudio, revocables en cualquier momento.
El paro de la CUT es un hecho central. Las direcciones del PS y el PC no han movido ningún dedo para que este sea un paro efectivo desde la clase trabajadora. Las asambleas territoriales que han surgido en diversas comunas no pueden seguir siendo espacios reducidos y testimoniales. Debemos organizarnos desde los lugares de estudio y trabajo para hacer que estas instancias sean masivas y resolutivas, para que sean espacios en donde se logre zanjar un pliego único discutido desde las bases y un plan de lucha, con el objetivo inmediato que el paro de la CUT sea efectivo. Es decir que se transformen en asambleas obreras, estudiantiles y populares.
Chile 2011: ¿La lucha de clases emerge?
El enorme movimiento estudiantil todavía en curso se inscribe en una serie de procesos de lucha que se han producido durante 2011. El puntapié inicial lo marcó el proceso que tuvo lugar en Magallanes en enero, contra el alza arbitraria del gas de un 16,8% decretada por el gobierno, que dio un paro de 7 días, un organismo que determinó el funcionamiento de la ciudad (La Asamblea Ciudadana de Magallanes), y un despliegue de enormes movilizaciones callejeras. Las movilizaciones contra Hidroaysén (mayo), en todo el país, crearon un sentimiento antiempresarial en amplios sectores de la juventud. Se hicieron comunes marchas de 30.000 o 50.000 personas en el centro de Santiago. El actual proceso estudiantil, ocurre simultáneamente con paros de profesores y algunas huelgas mineras (Escondida, Codelco), del transporte (Transantiago) y portuarias. Sin embargo aun está planteado el problema de cómo hacer confluir las fuerzas de la clase trabajadora con el resto de los oprimidos, para derrotar los planes del gobierno de derecha.
18-08-2011
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