En torno a la posición del GAR respecto del frente único

La lucha independiente para unificar la fuerza de los trabajadores

25 May 2008   |   comentários

Algunas organizaciones que se reclaman de izquierda (entre ellos el Grupo de Acción Revolucionaria), han desarrollado una postura política cuyo resultado es la negativa a convocar a los sindicatos “opositores” que agrupan a millones de trabajadores, para luchar en unidad de acción contra la privatización de PEMEX. Su argumentación central es que, quien lo haga, está subordinado a estas direcciones sindicales ligadas al PRD, y que ello implica renuncia a luchar con una política clasista. Lamentablemente, los compañeros creen hablar desde el marxismo.

En este texto pretendemos mostrar cómo, esa fraseología incendiaria lleva, del más abierto sectarismo, a un abstencionismo oportunista. Y, dado que el GAR pretende hablar como si se basara en las enseñanzas del movimiento obrero y del socialismo revolucionario, trataremos de clarificar cómo terminan actuando de forma opuesta a lo que los viejos maestros del marxismo y de las tácticas del frente único, planteaban como para unificar las fuerzas obreras. Este mismo prejuicio sectario llevó a Marcos a no apoyar en los hechos a los obreros reprimidos en Sicartsa en el 2006, pues no consideró correcto y necesario llamar a las bases zapatistas y de la “otra campaña” a movilizarse junto a los mineros contra la asesina agresión del gobierno al sindicato minero. La excusa: que Napoleón Gómez Urrutia es un burócrata sindical, señalamiento correcto, pero que se utilizaba como justificación de una postura sectaria con los miles de trabajadores mineros que mostraron una gran combatividad en esos momentos. Pero, como decimos arriba, mientras Marcos no pretende hablar en nombre del marxismo, el Grupo de Acción Revolucionaria sí.

En una carta dirigida al Frente Unico de Trabajadores (FUT), donde participa la Liga de Trabajadores por Socialismo, el GAR critica que el FUT exija a las direcciones sindicales que se reclaman independientes señalando: “difícilmente se le puede pedir al charrismo "democrático" (UNT, íntimamente ligada al perredismo) que vaya más allá que el PRD”. Afirmando también que: “Aún más, dado el fracaso, por ni tan solo plantearlo, de la alianza SME-SITUAM para enfrentar el tope salarial que va ligado directamente al nivel de vida de los obreros, vemos difícil que ambos sindicatos se unan para un fin "político" estratégico como la defensa de PEMEX. Lo más importante, no sé hace ningún llamado a los trabajadores de PEMEX ni de la CTM y otros sindicatos, sólo a los obreros "que no tengan representación sindical" (se entiende que se refieren a que el SME no se movilizó para romper el tope salarial apoyado la huelga de Situam) Y termina diciendo que, en general, les parece bastante “burocrático” el enfoque del FUT de llamar a los obreros desde sus organizaciones sindicales, pues opinan que eso significa ponerse a la cola de burocracias sindicales que están a la cola de López Obrador.

Es necesario contestar a esta posición supuestamente independiente, dadas las implicaciones políticas y programáticas que tiene ante los retos nos plantea una orientación clasista hacia el movimiento obrero. Y, para ubicar esta posición política, tenemos que entender la importancia que tiene el que, desde hace dos años, distintas organizaciones obreras y populares en el país se están movilizando en las calles contra los planes del gobierno, poniéndose a la cabeza de importantes procesos (incipientes y moleculares) de lucha como parte de un proceso de lenta recomposición del movimiento obrero y de masas que requiere avanzar para fortalecer las fuerzas de los trabajadores y sus organizaciones. Para ello se requiere lograr la más amplia unidad de los explotados y oprimidos (incorporando a la lucha a los miles de desocupados), luchando bajo un programa combativo que unifique sus reclamos.

Por supuesto que las direcciones de la UNT y del SME-FSM son burocráticas; que están en contra de la independencia de clase; que serán inconsecuentes en su rechazo a la política del gobierno y que tratarán de desmovilizar a los trabajadores recién lleguen a un acuerdo con los patrones para evitar que las bases trabajadoras se radicalicen y desarrollen tendencias antiburocráticas y clasistas en los sindicatos (que cuestionen su poder y les combatan). Al mismo tiempo que somos concientes de esto –como lo hemos discutido una y mil veces en el FUT, aunque los compañeros del GAR decidieron desde hace tiempo no asistir-, es necesario reconocer, en el análisis político, que estas direcciones están posicionándose hoy –ante miles de trabajadores- como opositores y, que en ese sentido, son un sector del movimiento obrero que se ubica a la “izquierda ” de la estructura sindical del CT-CTM Y se ven obligados a convocar a sus bases a tomar la calle, algo que preferirían no hacer en tiempos normales.

Entendemos que el problema de la unidad enfrenta el “dilema” de que, quienes hoy se movilizan son organizaciones -del campo y la ciudad dirigidas por sectores de la burocracia sindical no oficialista, y que responden a aspectos claves de la política de AMLO y la CND, quienes encabezan el rechazo a la reforma petrolera propuesta por Calderón y el PAN. Por supuesto que estas direcciones sindicales reformistas solamente se oponen a los aspectos más salvajes del capitalismo, y sabemos también que salen a movilizarse contra medidas del gobierno porque la embestida patronal afecta sus intereses de casta privilegiada y, como un mecanismo para contener las tendencias a ser rebasadas por sus bases.

Es partiendo de tomar en cuenta las tendencias al frente único que sectores de trabajadores están expresando -y en determinados momentos imponiéndole a sus direcciones-, como las multitudinarias marchas de la CNTE y SME desde hace dos años contra reformas a la ley del ISSST, la marcha de organizaciones del campo contra el TLC; las protestas contra la intromisión del gobierno en los sindicatos, etc., que tenemos que levantar tácticas que permitan fortalecer y acrecentar esta tendencia progresiva, a la vez que desarrollar una política y un programa alternativo para fortalecer el desarrollo de las corrientes clasistas en su seno. Es bajo esta lógica que, en un frente único nosotros no ocultaremos nuestras diferencias con la burocracia, ni callaremos nuestras críticas; mucho menos nos diluiremos en él como hace parte de la “izquierda”. Diremos de cara a los trabajadores lo que pensamos sobre cómo llevar la luchas del movimiento obrero de manera independiente.

Pero para esto, no ayuda mucho quejarse “del bajo nivel político que fomentan en la base” estas direcciones, si no se tiene una política para combatir esa camisa de fuerza que significa el control burocrático sobre los trabajadores. Y más todavía, si consideramos que las bases de los sindicatos no tienen otra alternativa de dirección, y no conocen un programa anticapitalista y antiimperialista alternativo al que le imponen sus dirigentes.

Las organizaciones que nos reclamamos del movimiento obrero debemos buscar siempre la unidad de la clase obrera para enfrentar a los capitalistas y al régimen sostenido por la burocracia sindical. En este sentido, es fundamental –como planteamos desde la LTS y como hemos propuesto en el FUT- combinar los llamados al frente único (que deben estar dirigidos tanto a los sindicatos opositores como a los “oficialistas”, aunque tomando en cuenta la diferencia en su ubicación política) con una política que apunte a desarrollar un polo o bloque tras un programa clasista, que sea un embrión de alternativa para el movimiento obrero. Ese programa para nosotros implica –por ejemplo en el caso de PEMEX- luchar por la expropiación sin pago bajo control de los trabajadores, por plenos derechos laborales y sindicales para los miles de trabajadores precarizados, por organizar un gran encuentro de organizaciones obreras y populares a nivel nacional, para coordinar la lucha y resolver un plan de lucha contra los planes de Calderón y el imperialismo, entre otras medidas. Pero –y esto es fundamental- para ello tenemos que arrancar a los trabajadores de la influencia de las direcciones que los controlan. Lo que implica ayudar a que hagan una experiencia con las mismas, y vean por sus propios ojos que éstas son enemigas del frente único en la movilización.

Hasta ahora GAR se ha negado a levantar una política así, negando la táctica que Lenin y Trotsky reivindicaban contra los ultraizquierdista, pues no quiere verse ligado a la burocracia. Para clarificar este debate, citaremos a Trotsky, quien, polemizando contra estos dañinos prejuicios sectarios decía en “La cuestión de la unidad sindical”: “No nos guiamos por los reformistas, sino por las circunstancias objetivas y por el estado de ánimo de las masas” Y agregaba: “La política del frente único es uno de los medios para liberar a los obreros de la influencia reformista e incluso, en última instancia de avanzar hacia la genuina unidad de la clase obrera”. Como decimos arriba, nosotros no opinamos que los trabajadores van a responder a nuestro llamado de luchar bajo una política independiente y clasista (y a romper con sus ilusiones en el PRD), sin una política audaz que les permita descubrir el carácter burocrático de sus direcciones y su política conservadora, o por que solamente les digamos que sus direcciones no son independientes y deben romper políticamente con ellas.

Y es que –volviendo a Trotsky- “La unidad del frente único presupone asimismo, dentro de ciertos límites y en torno a cuestiones específicas, correlacionar en la práctica nuestras acciones con las organizaciones reformistas, frente a aquello en que aún hoy expresen la voluntad de importantes sectores del proletariado combativo”. (Direcciones reformistas en el Frente Unico).

Lamentablemente, el GAR solamente se queda en la denuncia sobre el carácter de clase del PRD y de los objetivos distintos -de clase- que persigue en esta lucha contra la privatización de Pemex, así como en un llamado “estratégico” a un polo obrero independiente. Pero que política y tácticas propone para lograr la unidad de todos los que se movilizan hoy y que no conforman el “polo obrero independiente”, como parte de la batalla por ganar a esos sectores que ven que sus direcciones, pese al descontento que puedan tener contra ellas, llaman a movilizar contra la propuesta de Calderón? Nosotros partimos de que, pese a su voluntad, los dirigentes reformistas son presionados por el descontento de sus representados, y convierten los sindicatos, en organismos de lucha, con todo y las limitaciones que contiene una dirección así.

No se puede fácilmente, desde sus sentencias abstencionistas, aportar a la unidad independiente de la clase obrera. Hay que pasar de la proclama abstracta a la táctica obrera independiente concreta, para no quedar como una “sociedad propagandística”. Por lo que, poner como pretexto para justificar una política aislacionista, el que sean dirigentes reformistas los que convocan al frente único, es una visión alejada de las enseñanzas del marxismo en el movimiento obrero. Eso expresa el GAR cuando nos dicen:” Nosotros planteamos que debe tenerse una política para dialogar con esos trabajadores y no propiamente con sus direcciones”.

Pero dialogar con los trabajadores, ignorando que muchos aún tienen ilusiones en sus dirigentes porque éstos actúan como “opositores”, lleva a todo, menos al diálogo con las bases trabajadoras (sean sindicalizadas o no). ¿Acaso los compañeros del GAR comparten la política ultraizquierdista que Lenin y Trotsky criticaron a los sectarios que planteaban solamente frente único “por abajo”, como sinónimo de independencia y de “ruptura” con los jefes reformistas?

Las tesis que Trotsky elaboró para el Tercer Congreso de la Internacional Comunista, alertaba contra el ultra izquierdismo de los que se preguntaban si no era una capitulación plantear la unidad no solamente a las masas obreras, sino también o los jefes oportunistas: “Si nosotros hubiéramos podido unir a las masas obreras en torno a nuestra bandera, o a las consignas de este momento, dejando de lado a las organizaciones reformistas, partidos o sindicatos, por cierto que hubiera sido mejor. Pero entonces la cuestión del frente único no se planteara en su forma actual”. (Trotsky. Cinco años de la Internacional Comunista).

La política de exigencia a las direcciones sindicales que se autoproclaman combativas –sin escatimar la denuncia-,tiene como objetivo hacer claridad sobre la necesidad de la unidad de los que luchan, y mostrar que son sus dirigentes los que obstaculizan la más amplia unidad de clase.

Nos preguntamos si el GAR opina que los trabajadores, bajo el control de la burocracia sindical, o con ilusiones en sus dirigentes al ver que éstos llaman a la movilizarse contra el gobierno, pueden convencerse con fórmulas proletarias que no toman en cuenta las aspiraciones unitarias de estos sectores de trabajadores? ¡Cómo convencerlos de que la unidad que pregonan sus dirigentes no va hasta el final, y que no puede ser clasista pues subordinan los sindicatos al régimen, vía su adaptación al PRD y a los “buenos oficios” de la tribuna parlamentaria, sin emplazarlos a levantar una política independiente pata la acción?

Ese abstencionismo característico del los compañeros del GAR en relación a la necesidad de levantar políticas y tácticas para disputarle a la burocracia su influencia y control bajo la coerción a la base trabajadora, muestra una “pasividad política” que tiende a ocultar -bajo la fraseología seudo-revolucionaria- a “los partidarios de la espera pasiva”. Pues un “polo obrero independiente” no va a surgir si no es resultado de fuertes batallas políticas, estratégicas y programáticas frente a la orientación impulsada por los dirigentes reformistas (o del viejo charrismo del Congreso del Trabajo, la CROM, la CROC, etc.), para lo cual hay que impulsar y participar del frente único en la movilización con una política independiente.

Por ejemplo, ahora que el burócrata Napoleón Gómez Urrutia dirigente del SNTMMSRM que, en medio de la ofensiva del gobierno contra el sindicato, anunció que rompe con el CT porque considera a este organismo está al servicio de los patrones, y busca apoyarse en los sindicatos opositores, ¿le plantearía el GAR a esta dirección que impulse el Paro Nacional contra las medidas del gobierno, o según su lógica política, no lo harían bajo la premisa que plantean en el caso del SME y Situam: “…. vemos difícil que ambos sindicatos se unan para un fin "político" estratégico como la defensa de PEMEX”, y simplemente llamarían a los mineros a romper con su dirección para que acudan presurosos al “polo obrero independiente” que este grupo levantan?

Bajo esa visión de renunciar a levantar el frente único por la unidad de los que se están movilizando, renuncian a levantar una política pensada en las necesidades de la clase obrera, y en las circunstancias objetivas y el estado de ánimo de las masas, quedándose en los prejuicios sectarios y la “intransigencia verbal”. Claro que la necesidad de la unidad no implica subordinarse a la política de las direcciones reformistas y “opositoras” ligadas al PRD, ni cederles en el programa, como hacen los grupos estalinistas que en su “unidad a toda costa”, hasta firman acuerdos electorales para ganar diputados bajo las siglas de partidos patronales como el PRD, creando ilusiones en esas direcciones ajena a la clase trabajadora.

Insistiendo en este punto contra el sectarismo Trotsky planteaba: “Es posible ver en nuestra táctica una reconciliación con los reformistas sólo desde el punto de vista de un periodista que piensa que se aleja reformismo criticándolo ritualmente sin siquiera abandonar su oficina de redacción, que teme chocar con el reformismo ante las masas, y teme darle a éstas últimas la oportunidad para colocar a comunistas y reformistas en un mismo plano de lucha de clases” (“Esbozo sobre el problema del frente único”).

Y es que, más allá de la burocracia que los dirige, luchar por la unidad de acción de la clase trabajadora, es una tarea elemental para fortalecer las filas obreras y para ligarse a los millones de trabajadores atenazados por la burocracia sindical. Y es que los marxistas revolucionarios estamos por arrancar a los reformistas de sus cotos de control y ponerlos al lado nuestro ante las masas para que ellas hagan su experiencia y rompan convencidas de la impotencia política de esas direcciones. No basta indicarle a las masas trabajadoras otro lugar donde ir, hay que ir a buscarlas donde están y proponerles las herramientas necesarias para romper el control burocrático.

Esto se concreta levantando una política de frente único con independencia de clase para movilizar todos los trabajadores contra los planes y la represión, que se dirija a esos batallones de la clase obrera. Por ejemplo, llamando a un Encuentro Obrero y de las organizaciones del movimiento popular para acordar democráticamente (con delegados de base con mandato de asamblea), cómo enfrentar a la patronal y su gobierno en mejores condiciones. Allí propondríamos que el SME la CNTE, la UNT y el sindicato minero-metalúrgico, convoquen al paro nacional contra la entrega de la industria energética y la política económica y laboral del gobierno, llamando a los trabajadores del SUTERM y del sindicato petrolero a que le exijan a sus dirigentes charros que se sumen al paro nacional, para ganar a esos sectores a la lucha. Una propuesta así, demostraría a los trabajadores de esos sindicatos quienes realmente están por la unidad de toda la clase obrera, y reforzaría su desconfianza en sus dirigentes.

Finalmente, algunas consideraciones sobre el programa que proponen al FUT.

En relación a la consigna de renacionalizar las empresas de Pemex que en su mayoría fueron privatizadas bajo el gobierno de Carlos Salinas, estamos de acuerdo, pero nosotros opinamos que es incorrecto no acompañarla de la otra demanda movilizadora como es la expropiación sin pago. Sobre esa base podemos plantear la necesidad del control obrero de la industria petrolera, pues la lucha por la expropiación sin pago es clave en una política obrera independiente.

Y francamente, vemos que su visión de que el gobierno pro-imperialista de Calderón aplica sus políticas, más que por su subordinación al imperialismo, “… por convicción del "nuevo orden mundial" y las teorías radicales de libertad de mercado”, deja de lado el programa anti-imperialista que llame a movilizar a los trabajadores contra entrega de la soberanía del país y la recolonización del mismo. Y es que, una cuestión como PEMEX, que los EE.UU. están discutiendo como de seguridad nacional, excede los marcos y le programa nacionales. Pues, una economía dependiente como la mexicana, ligada a los intereses y vaivenes económicos y financieros de los EEU y la banca internacional, no puede tener un desarrollo nacional o una política de integración de la industria energética nacional si no rompe las ataduras que lo subordina al imperialismo. Esta definición es clave para los marxistas.

Por ello, es necesario que acompañemos la política de organización independiente de los trabajadores y el control de la industria energética a manos de los trabajadores petroleros, con la exigencia de la ruptura de todos los pactos que atan al país al imperialismo (como la deuda extrema, el TLC, el plan Mérida). Al mismo tiempo que demandamos que los sindicatos que se movilizan levanten las consignas: ¡Fuera las transnacionales del país! ¡Alto al curso de recolonización del país!

Con este texto atendemos al debate que ustedes proponen al FUT, en la idea de plantear de manera franca para avanzar en la perspectiva de acuerdos políticos contra la embestida anti-obrera del gobierno.

Mario Caballero
miembro de la LTS

24-may-08









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