Cátedra libre Karl Marx
La lucha por un partido revolucionario de la clase obrera
18 Feb 2008
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Por: Jimena Mendoza
En el artículo anterior de esta sección, abordamos las tareas de la revolución en países semicoloniales como México y América Latina y cómo éstas solo pueden hacerse efectivas en la perspectiva de un gobierno obrero y campesino, y motorizadas por la emergencia de organismos de democracia directa de los explotados y oprimidos. A continuación, intentaremos explicar porqué es imperioso luchar por la construcción de un partido revolucionario, para resolver estas tareas.
La lucha de clases en México y el principal desafío de la izquierda y los trabajadores
Desde mediados de 2006 en México, se ha abierto una nueva etapa de la lucha de clases, de carácter prerrevolucionario que esta signada por la profundización de la crisis económica, mayor crisis política en la clase dominante y nuevos y mas violentos enfrentamientos entre las clases con la acción cada vez mas generalizada de los trabajadores. Seguramente la clase obrera y sus aliados seguirán dando importantes combates contra la ofensiva burguesa y comenzarán a expresarse fenómenos de mayor radicalidad política (como fue la Comuna oaxaqueña y la rebelión obrera de Sicartsa), donde estará planteado profundizar la unidad de las masas obreras con el campesinado pobre, como se expresó en la gran movilización obrero campesina del 31 de enero del presente año. Sin embargo el marxismo revolucionario y el programa socialista, son aún débiles para disputarle a otras corrientes e ideologías la influencia sobre las nuevas luchas. En el movimiento obrero y campesino prima la influencia de direcciones reformistas, pequeñoburguesas o directamente burguesas como AMLO y el PRD. Es decir que esta pendiente la tarea de poner en pie una dirección política, un partido revolucionario que pueda intervenir decididamente en estos procesos, anclarse en el proletariado y foguear a una nueva generación en la lucha por el socialismo.
Una situación cada vez mas convulsiva
Con la crisis financiera internacional se vendrán nuevos golpes sobre las espaldas de los trabajadores, que ya hoy reciben salarios de miseria por jornadas extenuantes, sin derecho a la sindicalización, mientras sus organizaciones tradicionales intentan ser desmanteladas. El «antineoliberalismo» en América Latina, que como Chávez o Evo Morales, intentó encauzar el odio de masas contra la agotada ofensiva neoliberal, no ha resuelto ninguna de sus reivindicaciones elementales. La dirección de AMLO por ejemplo, a pesar de contar con el apoyo de millones, mantuvo al movimiento antifraude en el molde de la «legalidad» burguesa, mientras su partido se posiciona como el ala izquierda del régimen, administrando los negocios de la burguesía allí donde es gobierno y reprime las luchas obreras como en Michoacán. Por su parte, direcciones como el EZLN y La otra campaña, no quisieron darle al descontento un norte revolucionario, y le dieron la espalda a las luchas de la clase obrera, negándose a pelear en la arena de la movilización contra las direcciones charras. Esto en momentos en que los trabajadores vienen de una sostenida recomposición, con expresiones avanzadas de lucha como la de Oaxaca o la defensa obrera en Sicartsa, la marcha obrera y campesina del 31, los paros mineros o los incipientes procesos antiburocráticos en sindicatos como el STUNAM.
La nueva etapa de la lucha de clases y la lucha imperiosa por un partido revolucionario
Lamentablemente en esos procesos siguen pesando la influencia del PRD, de la burocracia sindical o del propio PRI. La tragedia de la clase obrera en México es que siempre ha carecido de un instrumento político propio, con independencia de clase de las distintas variantes del régimen. Por ello es imprescindible luchar para que surjan agrupamientos clasistas, antiburocráticos y combativos, que luchen por recuperar sus organizaciones y echar a la burocracia, a la par de impulsar la unidad con los trabajadores precarizados. Pero eso no es suficiente. Hoy la lucha por el socialismo no es patrimonio de amplias franjas de los trabajadores (como en los ´30 o en los ´70), y con la bancarrota del estalinismo y su tergiversación del marxismo, éste quedó a la defensiva. Por ello es fundamental que la izquierda que se reivindica socialista, la vanguardia de los trabajadores industriales y de servicios, los estudiantes de izquierda que ven con simpatía la lucha de los explotados, comencemos a discutir como poner en pie esta organización revolucionaria, como venimos proponiendo desde la LTS. Un partido capaz de fusionar la teoría y el programa revolucionario con lo más avanzado de la clase trabajadora, que surgirá a partir de hacer su experiencia, en las luchas actuales y por venir, enfrentando a la burocracia, el reformismo y los partidos burgueses. Mientras que la burguesía tiene a sus instituciones y a sus partidos, los trabajadores deben luchar por su propio partido, que proponga a los explotados un programa que luche por una salida a los padecimientos de las masas obreras, campesinas y populares, recuperando sus organizaciones y poniendo en pie sus organismos de democracia directa. La lucha por un partido revolucionario de la clase obrera, es fundamental para romper la dinámica histórica de luchas que son desviadas, contenidas o derrotadas, y que los trabajadores puedan avanzar a constituir el primer paso de su emancipación: la toma del poder y la instauración de un gobierno de los explotados y oprimidos.
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