México: capitalismo y avance de los megaproyectos
10 Jan 2015
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Nos presentan los megaproyectos bajo conceptos como “modernidad” y “transformación” añadiendo que son “sustentables” y que “preservan y aprovechan el medio ambiente”. Sin embargo en México existen cientos de megaproyectos y no significan más que despojo de tierras a pueblos indígenas, alteración y contaminación de los ecosistemas naturales, pésimas condiciones laborales para los trabajadores, violentación de la soberanía nacional y saqueo de los recursos naturales por parte de las transnacionales avaladas por el gobierno de Peña Nieto y legitimadas por sus recién aprobadas formas estructurales.
El número de megaproyectos sobre territorio mexicano ha ido en aumento en los últimos años, siendo impulsados por los gobiernos del PAN y del PRI y recibiendo el aval del resto de los partidos políticos. En México, el gobierno de Calderón dejó 70 proyectos hidroeléctricos y cuatro presas y de la mano, 170 mil personas desplazadas por los mismos. Ahora el gobierno del PRI con Enrique Peña Nieto al frente intenta llevar adelante una serie de megaproyectos en contra de las comunidades, pueblos originarios y campesinos.
Despojo ante la crisis económica
En toda América Latina los megaproyectos son impulsados y protegidos por todos los gobiernos, incluyendo a los llamados “gobiernos posneoliberales”. Y es que este incremento de los megaproyectos en América Latina y México responde a que, dentro de la crisis económica mundial desatada en 2008, el capitalismo necesita encontrar más fuentes -junto a los despidos, bajos salarios, incremento de las horas de trabajo, etc.- de donde extraer riqueza para oxigenar la crisis económica.
Es por ello que históricamente el capitalismo ha avanzado, como sostiene David Harvey, a través del despojo como una forma más de acumulación e incremento del capital de las burguesías, donde los despojados nutren las ciudades y se vuelven la mano de obra de las empresas, y los megaproyectos económicos dentro del sistema capitalista son una forma de acumulación.
El favor de Peña Nieto a los megaproyectos
En México la actividad de los principales megaproyectos son la construcción de termoeléctricas y parques eólicos, mineras, construcción de autopistas y aeropuertos, y el desarrollo de complejos turísticos. Sin embargo, contrario a como señaló Enrique Peña Nieto en su Programa Especial de Producción y Consumo Sustentable 2014-2018 que busca “vincular transversalmente, políticas delineadas para fomentar el cuidado al medio ambiente, el crecimiento económico y la igualdad social, al mismo tiempo que garantiza el derecho de todos los mexicanos a un medio ambiente sano para su desarrollo y bienestar”, los megaproyectos que su gobierno ha apoyado y dejado pasar vía la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) han representado despojo con lujo de violencia de parte de las autoridades estatales y federales, conflictividad social al afectar a pueblos originarios y campesinos, encarcelamientos y asesinatos de activistas opositores como el asesinato de Atilano Román en un programa de radio en vivo, quien era líder de un movimiento de desplazados por la construcción de la presa Picachos en Mazatlán, Sinaloa, además del ataque a los derechos laborales y pauperización de las condiciones en que laboran los trabajadores.
Basta recordar, como ejemplo de las condiciones de trabajo en que los magnates de los megaproyectos tienen a los obreros, que en 2006 en Pasta de Conchos, Coahuila, la explosión en la mina del tercer hombre más rico de México, Germán Larrea, dejó atrapados a 65 obreros a más de 700m de profundidad con decenas de mineros muertos. O la represión que vivieron los pobladores de San Salvador Atenco, Edo. de México por parte del gobernador en ese entonces, Enrique Peña Nieto, por luchar en contra de la construcción de un aeropuerto dejando muertos, desaparecidos y mujeres violadas.
Sin embargo, además del ataque a los pobladores la manera en que los empresarios han llevado adelante los megaproyectos ha sido a costa de contaminar y dañar el ambiente, como sucedió en agosto del 2014 con la Mina Buena Vista del Cobre y Cananea, Sonora, donde el derrame de 45 millones de litros de sulfuro de cobre y metales paralizó actividades económicas en 7 municipios, generó la muerte de ganado y la contaminación de los ríos Bacanuchi y Sonora sin que la empresa perdiera la concesión y sólo le costara una multa de 0.25% de sus ganancias en medio año.
Reforma energética, entrega de los recursos a empresas transnacionales
Los cambios en materia legislativa impulsados por las reformas estructurales favorecerán el desarrollo de megaproyectos en territorio mexicano. Bajo la nueva legislación, áreas ecológicas enteras podrán ser eliminadas bajo la supuesta forma jurídica de “interés social y orden público”.
En particular con la reforma energética, la construcción por parte de empresas extranjeras de la infraestructura necesaria para extraer hidrocarburos y obtener energía traerá consigo el despojo y devastación ambiental de nuevos territorios.
Una muestra de ello ya se observa en la construcción de presas y termoeléctricas, como el “proyecto Integral Morelos” en Huexca, y las plantas eólicas del Istmo de Tehuantepec, Oaxaca.
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