Nubarrones en la economía y ataques al pueblo trabajador
04 Sep 2015
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La inestabilidad de la economía internacional está impactando fuertemente en México. El gobierno aprovecha para descargar la crisis sobre los trabajadores y el pueblo, recortando el gasto público y avanzando con sus reformas, mientras ataca a los que luchan.
Marcada por el estancamiento, la caída en el precio del petróleo y la devaluación del peso, la economía nacional se ha convertido en un nuevo factor de inestabilidad, que reduce los márgenes de maniobra del gobierno de Enrique Peña Nieto (EPN), ya desgastado por la crisis de legitimidad que enfrenta desde los trágicos sucesos de Iguala.
La multimillonaria inyección de recursos de las reservas del Banco de México para mantener el dólar controlado (hasta ahora 2,528 m.d.d.), ha sido insuficiente para contener la acelerada caída del peso y amenaza con desangrar el erario público a favor de los especuladores financieros.
Plantear que la devaluación es positiva porque favorece la “competitividad”, como hizo Peña Nieto, significa admitir cínicamente que sólo va a beneficiar a los exportadores (que venden en dólares y pagan en pesos), a costa de los ya magros salarios de los trabajadores, quienes deberán además enfrentar la escalada de precios que conlleva.
A esto se suma la decisión de recortar el gasto social, afectando rubros como la educación y la salud, entre otros (como parte de la política privatizadora del PRI-gobierno aliado a los grandes empresarios), lo que implica empeorar los servicios públicos y despedir a miles de trabajadores, produciendo más miseria y descontento.
Los de “arriba” conjuran contra las masas
Los principales partidos de “oposición” (PAN y PRD), que en las pasadas elecciones “pagaron la factura” por su aval a los planes de EPN, lograron -por ahora- canalizar institucionalmente sus disputas internas.
El triunfo de Ricardo Anaya sobre Javier Corral, en la contienda por la dirigencia nacional del blanquiazul, asegura la continuidad en la política de colaboración con el gobierno que el PAN ha venido sosteniendo, pero al mismo tiempo deja abierta la pugna por el control de este partido y profundiza su desgaste.
Mientras que en el PRD -luego de la ruptura y el significativo crecimiento electoral del MORENA-, las tribus del sol azteca acordaron proponerles a C. Cárdenas y AMLO eventuales alianzas hacia las elecciones del 2018. El objetivo es contener la acelerada pérdida de votos y militantes que viene padeciendo el PRD como “ala izquierda” del cuestionado régimen de la alternancia, a partir de reconocer la nueva relación de fuerzas en el campo de la “izquierda” institucional.
Por otra parte, la designación de Manlio Fabio Beltrones como nuevo dirigente nacional del PRI expresa una reubicación de la cúpula priísta detrás de la maltrecha figura de Peña Nieto, ante el desgaste de su equipo de gobierno; así como un “cierre de filas” entre los grupos de poder del tricolor, que sólo alcanzó el 29% de los votos en junio pasado.
Aunque Virgilio Andrade, Secretario de la Función Pública, exoneró a Peña Nieto y al Secretario de Hacienda, Luis Videgaray, por los escándalos de corrupción en los que están involucrados, esto deslegitimó aún más la figura presidencial y del PRI.
La unidad “en las alturas” entre los distintos sectores del régimen político no puede ocultar la degradación de la “democracia” mexicana y su profundo descrédito ante amplios sectores del movimiento de masas. Es este desprestigio el que querrán revertir con las elecciones del 2018.
Ante tanta derechización y descomposición de los partidos patronales (el PT pagó cara su complicidad con éstos al perder su registro legal), el MORENA ha surgido como “alternativa” que pretende reformar por la vía electoral a este régimen hambreador, asesino y atado al imperialismo, una utopía que sólo puede llevar las demandas obreras y populares a nuevas frustraciones.
La lucha magisterial: piedra en el zapato de EPN
En ese contexto, la lucha del magisterio nacional contra la “reforma educativa” sigue siendo la expresión más avanzada del descontento obrero y popular que comienza a extenderse a otros sectores. Empleados de la salud han empezado también a movilizarse y, de manera focalizada, trabajadores de algunos gremios libran duras luchas contra los despidos y la burocracia sindical.
No es casual que Peña Nieto haya definido a la contra reforma educativa como “de gran calado” y “la más importante del sexenio”, mientras se giran órdenes de aprehensión contra 15 integrantes de la CNTE y miles de elementos de la Gendarmería y el Ejército mantienen al estado de Oaxaca en un virtual estado de sitio. Para el gobierno es clave derrotar la lucha magisterial con el fin de imponer una “relación de fuerzas” favorable a sus planes hambreadores contra el conjunto de los trabajadores.
No obstante, si bien el gobierno pudo garantizar el inicio del ciclo escolar, éste no fue terso y en diversos estados del país los trabajadores de la educación realizaron nutridas acciones como marchas, mítines, paros y reuniones con padres de familia. Esto demuestra que el movimiento magisterial se sigue desarrollando y tiende a la unidad con otros sectores. De su destino dependerán las condiciones que enfrente la lucha de los trabajadores en el próximo periodo.
Por la movilización independiente de los trabajadores
Frente a la alianza reaccionaria entre los de “arriba” para avanzar con sus planes, es urgente la más amplia unidad magisterial, obrera, campesina, estudiantil y popular en las calles. Levantando un programa y una política independiente que apunten a acabar con el autoritarismo del régimen; disolver las fuerzas represivas; echar abajo las reformas estructurales; frenar el ataque contra los sindicatos y romper su dependencia del Estado, lo que implica luchar contra los charros y por la democracia sindical.
Un programa contra la militarización; por la presentación con vida de los desaparecidos (y el castigo a los culpables); contra los feminicidios, la represión y la criminalización de la protesta social; que busque romper las cadenas de la deuda externa, el TLC y el Acuerdo Transpacífico; expropiar a los grandes capitalistas y a los saca dólares; garantizar empleo para toda la población con salarios dignos e imponer el control de precios por comités populares.
Hace falta un instrumento político de los trabajadores que, delimitándose de proyectos como el del MORENA, luche por este programa de manera independiente, en la perspectiva de imponer un gobierno obrero, campesino y popular.
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