Nuevo reves para el gobierno de Peña Nieto: caen los precios del petróleo

01 Nov 2014   |   comentários

Tras el cálculo insostenible de 81 dólares por barril de petróleo se hacen ajustes en la ley de ingresos que ahora prevé el precio en 79 dólares. México no puede escapar de las tendencias internacionales.

Tras el cálculo insostenible de 81 dólares por barril de petróleo se hacen ajustes en la ley de ingresos que ahora prevé el precio en 79 dólares. México no puede escapar de las tendencias internacionales.

Después de 10 horas de debate en la Cámara de Senadores se regresa a la Cámara de Diputados con modificaciones la Ley de Ingresos 2015. Entre las resoluciones a los ajustes destacaron la baja en la estimación del precio del crudo –que bajó de 81 a 79 dólares– y la subida en los precios de la gasolina y el diésel –con un aumento de 3%.

Hace varios meses los precios internacionales del petróleo vienen a la baja. El 30% de los ingresos del Estado mexicano provienen de la renta petrolera. En los últimos cuatro meses el precio del crudo ha tenido una baja de 25%, y aunque los seguros pudieran funcionar como amortiguadores ante los impactos, no se podrán evitar las modificaciones en el presupuesto 2015.

El ajuste a la Ley de Ingresos 2015, basado en la caída de los precios del petróleo dejó 11.400 millones de pesos fuera. El cálculo viene de los 3 dólares menos que hacen caer de 81 a 79 el precio del barril de crudo. El presupuesto federal seguramente sufrirá las consecuencias.

Y aunque se pronostica que la producción de petróleo a nivel internacional mantenga los precios del hidrocarburo estables, la principal fuente de crudo mexicano conocida como Maya se vende hoy en 72.16 dólares el barril.
Por su parte el ajuste a los precios de la gasolina y el diésel –que afectan directamente a la población con el aumento del transporte, por ejemplo– cumplieron su papel para equilibrar la balanza. Si bien este aumento del 3% se justificó con la caída de los precios del petróleo es sólo una herramienta más para garantizar los ingresos esperados y alcanzar un equilibrio en el mercado.
Esta caída de los precios del petróleo justo en tiempos en que la reforma energética abre a la inversión extranjera los recursos del país reduce la posibilidad del gobierno para negociar con los inversionistas.

Se hace cada vez más necesario para la inversión que el gobierno garantice buenas condiciones, lo que implicará reducción de los ingresos estatales; todo lo contrario a lo que hoy promete la reforma energética.

Para muestra un botón: este jueves 30 de octubre, un día después de la reunión de Peña Nieto con familiares y compañeros de los estudiantes de Ayotzinapa, la oficina de la Presidencia de la República informó que se cancelaba la promulgación de los reglamentos de la reforma energética.

De último minuto y sin explicaciones se confirmó en un comunicado de prensa que quedaba “sin efecto para hoy” la realización de dicho evento.
El gobierno federal sin duda se enfrenta a una crisis profunda. El exitismo de los dos primeros años de aprobar las reformas estructurales (energética, telecomunicaciones, educativa) quedó atrás.

En jaque por la falta de resultados en la búsqueda de los normalistas desaparecidos, con bombas que le estallan en las manos como la ejecución de 22 jóvenes en Tlatlaya, Estado de México, a manos del ejército, el gobierno está cuestionado por el imperialismo, como se puede ver en periódicos y revistas de Estados Unidos y España.

La reforma energética, que abre la posibilidad de que capitales privados nacionales o extranjeros expolien los recursos energéticos de México, se votó. Pero algo muy distinto que puedan aplicar esas reformas los tres niveles de gobierno (federal, estatal y municipal), ocupados por el Partido Revolucionario Institucional (PRI), el Partido Acción Nacional (PAN) y el Partido de la Revolución Democrática (PRD), que están cuestionados por el pueblo mexicano. Y el petróleo a la baja no es tampoco un factor que estimule las inversiones extranjeras.

Si bien la caída del precio del petróleo (y sus consecuencias negativas) no constituyen la peor crisis en las finanzas mexicanas de los últimos años, esto viene a abonar a la fuerte crisis que atraviesa el régimen hoy. La estimación de crecimiento de 5% del PIB para 2015 se ve cada vez más lejana y las condiciones de vida de la población son cada vez peores.









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