En estas elecciones
Pemex bajo fuego de los programas privatizadores
14 Apr 2012 | Estas elecciones no sólo son antidemocráticas, sino que muestran el carácter patronal y entreguista de los programas de los candidatos presidenciales. Pues en medio de la derechización del régimen, los candidatos plantean abiertamente la posibilidad de privatizar Pemex con el pretexto de “modernizar” la paraestatal.
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Coinciden así con las declaraciones del gobierno de Felipe Calderón de privatizar esta empresa bajo el argumento de reducir los pasivos laborales (el costo de las pensiones) cambiando el marco legal de Pemex para salvar su “vialidad financiera”, como antes pretextó con CLFC para liquidarla, o con el IMSS e ISSSTE para privatizar áreas y liquidar su sistema de pensiones.
Pretextando además la caída en la producción de crudo, así como la descapitalización de Pemex cuya fuente principal son la absorción de sus ganancias por Hacienda, los bajos precios otorgados al imperialismo y la corrupción empresarial y charril. Para ello, las propuestas privatizadoras de Josefina Vázquez Mota, Enrique Peña Nieto y Quadri cuentan con la complicidad del entreguista Congreso de la Unión que vota las leyes patronales contra los trabajadores y la soberanía nacional. Ya se ha avanzado en la privatización de la petroquímica, como la entrega del complejo de PVC en “Pajaritos”, de acrilonitilo en Morelos, entre otras. Igualmente avala los leoninos proyectos de exploración de petróleo en aguas profundas en la frontera con Estados Unidos.
Mientras, la corrupta burocracia sindical se prepara para colaborar en la privatización si Peña Nieto gana la presidencia; por ello, el charro del sindicato petrolero Romero Deschamps encabeza las listas plurinominales en la Cámara Alta por el PRI.
La burguesía los hace y ellos se juntan
Josefina Vázquez Mota plantea reformar la constitución para imponer en Pemex una “reforma energética suficientemente poderosa”, e incluso que participe en la Bolsa Mexicana de Valores. Esta propuesta privatizadora de los energéticos en base a la inversión de capital privado nacional y extranjero, expresa la política de ese partido de derecha y proimperialista. Esta candidata es la continuidad de la política ejercida por Fox y Calderón, para quienes la “soberanía nacional” debe acomodarse a los negocios con los inversionistas extranjeros y criollos.
Enrique Peña Nieto, el candidato empresarial, declaró como justificación para privatizar la paraestatal, que es necesario “modernizar Pemex” con una mayor apertura para aprovechar las inversiones del capital privado. Aunque cínicamente afirma que se mantendría la propiedad estatal.
Por su parte, Gabriel Quadri, el candidato del PANAL de la corrupta burócrata Elba Esther Gordillo, va más allá y propone transformar la paraestatal energética en “Pemex S.A.”.
De darse esta transformación en la explotación, exploración, producción y comercialización de los hidrocarburos del país, México daría un salto en su calidad de semicolonia y serían las transnacionales petroleras las que determinarían los criterios de extracción, producción, precios, etc., de la industria estratégica nacional. Y el país se volvería más dependiente en la refinación del crudo, en la importación de gasolina cara y de gas (justificado por Juan José Suárez Coppel, director de Pemex cuando dice: “es más barato importar que producir”) y perdería el control de la petroquímica. Esta es la amenaza que enfrentamos los trabajadores en las elecciones del primero de julio.
López Obrador: no privatizar pero… preservar los negociados ya hechos
Por su parte, Andrés Manuel López Obrador, aunque rechaza las propuestas privatizadoras de los otros candidatos, afirma –en voz del empresario Adolfo Hellmund, propuesto como su secretario de energía–, que aceptaría capital privado en Pemex si ello representara un beneficio económico para los mexicanos, manteniendo además la rectoría del estado en el petróleo.
Si bien la propuesta de AMLO es distinta a los candidatos de derecha, tenemos que señalar que es condenable la participación de capital privado en Pemex: pues implica permitir el enriquecimiento de los empresarios con los recursos naturales no renovables del país.
La participación de capital privado es justo lo que ha venido ocurriendo en los años previos, y sirvió para preparar el terreno para la privatización abierta que ahora se busca. Por ello López Obrador ha dicho que no tocará las concesiones ya hechas. Es decir que, los empresarios con los que ahora tiene buenas relaciones, seguirán sangrando a Pemex impunemente.
Un programa obrero para Pemex
Es necesario mantener los energéticos en manos del estado y evitar su desmantelamiento por las grandes transnacionales petroleras y el capital nacional. Por eso, los socialistas de la LTS rechazamos tajantemente toda propuesta de reforma petrolera que tienda a terminar con la ya de por sí debilitada soberanía energética, y –distinto a lo que plantea AMLO– estamos por la renacionalización de la áreas de Pemex concesionadas al capital privado como una primer medida para sanearla.
Contra la forma en que se descapitaliza la empresa estatal (entregando la mayor parte de sus ganancias al fisco, y contra el saqueo que hacen de ella las administraciones y la dirección sindical, además de sus millonarios privilegios, demandamos la autonomía de Pemex en sus finanzas y por la apertura de los libros de la empresa, todo esto bajo el control y fiscalización de los trabajadores.
Ante la planeación pragmática y patronal del gobierno entreguista, y para evitar la dependencia en los criterios de exploración, extracción y comercialización, y para evitar la sangrante importación de gasolina y gas, proponemos que sean los trabajadores de Pemex los que ejerzan el control de la empresa. Solamente la base trabajadora puede evitar que Pemex se entregue al capital extranjero y nacional en perjuicio de la nación, y que México profundice su carácter semicolonial y por lo tanto su dependencia respecto del imperialismo.
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