¡Viva la resistencia del pueblo oaxaqueño!
10 Nov 2006 | El gobierno, el PAN, el PRI y las instituciones buscaron acabar con la heroica Comuna oaxaqueña, oponiéndose a que se vaya Ulises Ruiz mientras la APPO mantuviese el control de la ciudad, ya que su caída sería vista por las masas de México como un resultado directo de la movilización y un ejemplo de que luchando se puede derrotar a los representantes políticos de la burguesía. En ese marco, desde el viernes 26 inició un fuerte ataque, que despertó una resistencia heroica que es ya una gran página de lucha.
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Por: Martín Juárez
DOMINGO 28: GRAN RESISTENCIA CONTRA LA REOCUPACIÓN MILITAR DE OAXACA
En las semanas previas, el gobierno apostó al desgaste, provocando la división interna entre el magisterio y la APPO, con maniobras en la mesa de «negociación». Lamentablemente, Rueda Pacheco llamó en las semanas previas a que las bases magisteriales aceptasen esta trampa, dividiendo y debilitando al movimiento ante la ofensiva del régimen. Debido a esta traición, las bandas paramilitares se envalentonaron y lanzaron el viernes 27 el más salvaje ataque sufrido por la Comuna de Oaxaca, en el que asesinaron a 3 integrantes del movimiento y al periodista de Indymedia Brad Will. Después del mismo, el gobierno y la SEGOB, legitimados por el acuerdo con Rueda Pacheco, esperaban que cundiera la desmoralización ante la represión y que el operativo para recuperar el Zócalo no encontrase mucha resistencia. Pero, a pesar de la traición de Rueda y de que el sábado 28 varias barricadas del centro histórico de Oaxaca fueron abandonadas por orden de la dirección de la APPO; el avance de la PFP despertó la acción inmediata de miles de trabajadores, jóvenes, y sectores populares, que salieron a las calles y durante más de seis horas enfrentaron heroicamente los embates de las fuerzas represivas, poniendo en pie nuevas barricadas, resistiendo con lo que tuvieran a su alcance y sufriendo 3 nuevos muertos y decenas de heridos.
A pesar de esta resistencia, la APPO se vio obligada a replegarse a Ciudad Universitaria, abandonando el Zócalo. La entrada de la PFP buscó quitarle la iniciativa al movimiento, y sustraerle parte de su poder territorial. La vanguardia que sostenía el poder comunal a través de las barricadas, debió retroceder momentáneamente. Esto fue consecuencia en gran medida de la política de la dirección de la APPO, que no organizó la defensa de la ciudad.
Sin embargo, si el gobierno federal esperaba que la incursión de la PFP pusiera fin a la rebelión del pueblo oaxaqueño y acelerase el regreso a clases del magisterio, no lo logró y el efecto fue el contrario: el lunes 30, 100.000 personas se movilizaron en la ciudad de Oaxaca exigiendo la salida de la PFP y la renuncia de URO. Nuevas barricadas se organizaron, y la dirección de la Sección XXII no pudo imponer el regreso a clases por el descontento existente en las bases magisteriales. La vanguardia y las masas combativas habían perdido una batalla, pero no la guerra.
Junto a esto, en la ciudad de México y otros estados, creció la solidaridad. El combativo plantón se mantuvo, y los compañeros y compañeras huelguistas de hambre mantuvieron con determinación y valentía su lucha. Y, a nivel internacional, el apoyo también se hizo sentir (ver páginas centrales).
LA BATALLA DE CIUDAD UNIVERSITARIA
Ante el hecho de que el movimiento no fue derrotado, sectores del régimen propusieron la licencia o renuncia de URO. Sin embargo, esto generó nuevas crisis y discusiones en el régimen, ya que el PRI se negó a ello. Por otra parte, para las instituciones, el peligro era que las masas lo vieran como un triunfo de su lucha. Ante eso, para allanar el camino para una negociación «entre los de arriba» y acabar de una vez por todas con una lucha que podía impactar en el DF y en otros sectores de trabajadores y el pueblo de México, el gobierno –que durante esa semana había incrementado los cateos y ataques a la vanguardia- se decidió a dar un golpe de muerte a la APPO y avanzar en la «estabilización» y la «normalización» del estado, atacando Ciudad Universitaria.
El 2 de noviembre, la acción represiva de la PFP -fuertemente pertrechada y con tanquetas y helicópteros-, con el apoyo de policías ministeriales del estado y bandas paramilitares armadas con armas largas (que como denunció Radio Universidad, eran de calibre 7,62 de uso exclusivo del ejército), despertó con el correr de las horas, la irrupción del estudiantado combativo, el activismo de la APPO y de miles de colonos que «bajaron» de los barrios y colonias y se sumaron a la lucha, incorporando además a trabajadores académicos y administrativos de la UABJO. Tras la demanda «fuera la PFP de Oaxaca», rodearon a la PFP, superándola en número y demostrando la decisión de enfrentarla militarmente, con lo cual la obligaron a retirarse y le propinaron una derrota que ya es una de las paginas más heroicas de la comuna de Oaxaca y de la lucha de las masas del país.
A pesar de que la dirección del movimiento no organizó la resistencia (y que fue Radio Universidad la que en gran medida centralizó y coordino las acciones, llamando a no confiar en las trampas de la SEGOB y los mandos de la PFP), fueron sectores de las masas quienes espontáneamente salieron a las calles, enfrentando a la policía los métodos radicalizados de esta vanguardia combatiente.
Esto puso en el punto más alto la moral de las masas de Oaxaca: como decía una compañera por Radio Universidad el mismo jueves 2: «el 14 de junio derrotamos a URO, hoy derrotamos a la PFP de Fox; logramos una victoria. Oaxaca no es Atenco».
La batalla de Ciudad Universitaria fue determinante en el curso de esta lucha. Si se hubiera impuesto la traición de Rueda Pacheco, el movimiento habría sido derrotado. Sin embargo, la resistencia triunfante reforzó la disposición y la moral del pueblo oaxaqueño: Es por eso que el 6/11, más de un millón de personas se movilizaron, expresándose el gran apoyo popular a la APPO en las calles, retomando la ofensiva del movimiento y poniendo contra las cuerdas al tirano y represor Ulises Ruiz.
El movimiento está mostrando una gran energía y disposición a la lucha. Es necesaria una política para extender la lucha e imponer la salida de URO, en el camino de lograr las reivindicaciones y demandas de los trabajadores y el pueblo de Oaxaca.
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