Estrategia

A 72 años del asesinato de León Trotsky

El impulso revolucionario de la juventud*

03 Sep 2012   |   comentários

A los jóvenes de inicios del siglo XXI nos toca asistir a la reactualización de la época que Lenin definió como de crisis, guerras y revoluciones y al fin del periodo de “Restauración Burguesa”, mejor conocido como neoliberalismo, ese periodo de alrededor de 30 años caracterizado por la restauración del capitalismo en la URSS, los estados obreros de Europa del Este y el avance del capitalismo contra las conquistas y derechos de los trabajadores, pero que no podía ser eterno y que solo profundizó las contradicciones del capitalismo dándoles un carácter explosivo que estalló con la crisis económica que reventó en 2008.

Ha sido esta crisis económica la partera de los procesos revolucionarios y de la lucha de clases de los que hoy somos testigos y donde los jóvenes de nuestra edad, de nuestra generación han participado destacada y decididamente. Donde han dado las primeras muestras de su enorme potencial para la lucha.

Referentes de esta juventud determinada y combativa son Alexandros Grigoropoulos, joven de 15 años asesinado por la policía mientras luchaba contra los ajustes en Grecia, Mohamed Bouazizi, joven desempleado que tras su inmolación a manera de protesta desesperada inició el incendio conocido como Primavera Árabe que derribo gobiernos dictatoriales de decenas de años en el Magreb y Manuel Gutiérrez, estudiante asesinado en Chile por los Carabineros durante la lucha por educación gratuita. Además, los jóvenes de las Banlieus y quienes lucharon junto a los trabajadores contra la reforma de a las pensiones en Francia, los chicos de las Revueltas inglesas contra la represión policiaca, los estudiantes de Québec, los Indignados del Estado Español y los Occupy estadounidenses.

En todos estos procesos demostramos la falsedad de aquella sentencia del “fin de la historia” a que parecían querer condenarnos los ideólogos del capitalismo, intentando convencernos de bajar la cabeza para siempre. Pero lejos de ser una generación perdida, sin futuro, somos una juventud sin miedo a luchar, a enfrentar al lado de los trabajadores textiles de Túnez, los trabajadores egipcios del canal de Suez, o los mineros del cobre en Chile y del Carbón en Estado Español las medidas que los capitalistas nos quieren imponer para pagar una crisis económica producto de sus sed de ganancias a toda costa.
Este despertar de la juventud comienza a tener eco en México con el movimiento #Yo Soy 132. Surgido de la lucha contra esta democracia para ricos, contra el régimen de la mentirosamente llamada “transición democrática” y sus rasgos más antidemocráticos. Hoy, contagiados del espíritu combativo de nuestra generación volvimos organizarnos en nuestras escuelas y nuestros barrios, salimos a las calles, para gritar bien fuerte contra los monopolios mediáticos, las instituciones de la transición pactada y el Priismo autoritario y represor.

Dentro del movimiento, existen una visión que subordina las acciones de lucha a las salidas de las instituciones, permeada por la estrategia y la política de partidos políticos como el PRD o la dirección del MORENA, que como parte del mismo régimen que denunciamos no puede representar nuestros intereses ni darles solución cabal a nuestras demandas, como ya ha demostrado en 2006 y en la lucha del SME con la impotencia de sus estrategia civil y pacífica.

Nosotros consideramos que el derecho a la libertad de expresión y de información demanda motor del #132, secuestrados por los grandes monopolios de la comunicación, se conquistarán realmente si se lucha por la nacionalización de los grandes monopolios mediáticos como Televisa y Tv Azteca bajo control de sus trabajadores. Defendiendo a la par el derecho a existir de los medios de comunicación independientes y autónomos.

También creemos, que para defender hasta el final, las libertades democráticas que el capitalismo combate ferozmente cuando se convierten en estorbos que le impiden continuar su dictadura disfrazada debe enfrentarse contra instituciones como el IFE, nacido del fraude del ’88 para legitimar al gobierno salinista y las futuras elecciones de la falsa y desenmascarada “transición pactada” y como el TEPJF, que ya nos mostraron su papel en el fraude del 2006. Solo sobre las ruinas de estas instituciones podemos garantizar el respeto de los elementales derechos y libertades democráticas. La batalla debe ser al grito de Abajo el IFE y el TEPJF, cómplices y sostén de esta democracia para ricos.

Esto planteamos quienes consideramos que debemos conservarnos independientes políticamente de sus partidos e instituciones. Que pensamos que solo aliándonos con otros sectores en lucha, los que padecen los planes del gobierno y los partidos del congreso; como Atenco y primordialmente los sectores de la clase trabajadora como la CNTE, es que podríamos hacer frente de manera contundente a la antidemocracia del régimen. Preparándonos para encarar los planes que ya se perfilan contra nosotros, expresados en la continuidad de la militarización y las reformas estructurales que nos seguirán arrebatando derechos, deteriorando más aún nuestras condiciones de vida.
Estamos seguros que hay cientos de jóvenes y estudiantes que comparten con nosotros esta visión, lo que queremos proponer a este sector de compañer@s que conforma el ala izquierda y combativa del # Yo Soy 132 es la conformación de una gran Agrupación de la Juventud, Anticapitalista, Socialista y Revolucionaria, que se prepare para estar a la altura de las batallas que se avecinan.

Esta Agrupación, conformada por quienes estén decididos a enfrentar por completo la antidemocracia de este degradado régimen debe tener como parte de su programa la desmilitarización inmediata del país. Solo así se pueden frenar las consecuencias de la militarización, que golpea directamente sobre los trabajadores, el pueblo pobre, las mujeres y los sectores más oprimidos y marginados de la juventud. La de los barrios pobres asesinada en masa en las ciudades en que los cuerpos represivos sostienen la “guerra contra el narcotráfico”, dando vida a los fenómenos del feminicidio y el juvenicidio.

Al mismo tiempo, para desarticular los negocios de los grandes capos en complicidad con las autoridades, poner fin a la “guerra contra el narco” y terminar con la criminalización de la juventud, hay que pelar por la legalización de las drogas. Evitaremos así, que el Estado decida que podemos o no hacer con nuestros cuerpos y que los jóvenes, los eslabones más débiles de la cadena del narco sigan siendo perseguidos y encarcelados.

La pelea contra la represión, tendrá que partir del repudio a los cuerpos represivos, a la Policía Federal, responsable de la represión al CGH y las violaciones y torturas en Atenco o al Ejército asesino, responsable de miles de desapariciones y violaciones a derechos humanos. Los policías, los militares no son trabajadores, ni pueden ser nuestros aliados, por el contrario son el brazo armado que se encarga de reprimir todo intento por subvertir este orden fundado en la explotación y la opresión lo. De ahí la justeza de pelear por la disolución de los cuerpos represivos del Estado.

Es insoslayable la pelea por la igualdad de derechos para la comunidad sexodiversa, por el derecho al aborto libre y la libertad para las presas por abortar. Contra la reaccionaria iglesia, sostén ideológico a este podrido régimen, que impulsa la criminalización del aborto y fomenta la homofobia mientras encubre a curas pederastas y violadores.

La ruptura con el imperialismo y el combate a medidas como el Plan Mérida que impulsa la injerencia en nuestro país o el TLC que garantiza la expoliación de nuestras riquezas integrará también este programa. La recuperación del espíritu internacionalista característico de los movimientos juveniles y estudiantiles que nos permita ver cada lucha contra la opresión y explotación como nuestra y aprender de ella, será parte de la esencia de esa juventud.

Esta juventud planteará la lucha contra el rechazo de cientos de miles de jóvenes de la educación superior, por el derecho a la educación que nos es negado, por el acceso universal de los hijos de los trabajadores y el pueblo pobre a las universidades. Teniendo como norte, la conquista de una universidad al servicio del pueblo y los trabajadores, que permita el acceso la cultura y que el conocimiento responda a sus necesidades y derechos.

Esto nos enfrentará a las medidas mandatadas por organismos como el FMI y el BM y a preguntarnos como garantizar este derecho, posible solo con base en la cancelación de la deuda externa y la canalización de los recursos destinados a campañas, partidos electorales, y el aparato represivo hacia el sistema educativo.

Es preciso retomar el ejemplo de los compañer@s estudiantes de Chile y Canadá que han confiado en la movilización callejera y sus métodos de lucha, como la toma de colegios y universidades, defendidas por la vía de la autodefensa contra la represión. Hay que aprender igualmente de la importante lucha de los rechazados de la ENSM que han conseguido sus demandas enfrentando la política de cierre de estas escuelas. Y sobre todo, de la Huelga del ’99 en la UNAM, que conquisto la independencia política del movimiento estudiantil mexicano, puso en pie una organización sólida para la lucha, fundada en la democracia directa y frenó los planes del FMI contra la gratuidad de la universidad.
Hoy ante las condiciones súper explotadoras y los bajos salarios a que está sometido el grueso de la juventud trabajadora, esta no puede prescindir de un programa que luche contra la precarización del trabajo que permite a los capitalistas aumentar sus ganancias a costa de nuestra calidad de vida.

Hay que dotarse de un programa que se plantee que la crisis la paguen los capitalistas, responsables de la misma a causa de su asquerosa sed de ganancia a toda costa. Contra el desempleo, los trabajadores jóvenes debemos apuntar al reparto de las horas de trabajo entre todas las manos disponibles, terminando con la desocupación y el hambre, y tendiendo a reducir la jornada de trabajo, sin reducción de los salarios, a costa de las ganancias patronales. Luchando además, porque el trabajo sea digno, que no nos arrebate las energías de nuestra juventud en fábricas, callcenters y maquilas en condiciones denigrantes. ¡Abajo el trabajo precario! ¡Por el derecho de la juventud a un trabajo y un salario digno!

Como decía Trotsky, “esta juventud sin derechos constituye en la historia un factor explosivo de primer orden”
Es fundamental para esta nueva generación, al calor de la lucha y de las peleas venideras, frente a la deslegitimación del capitalismo buscar una respuesta que le permita no solo luchar heroicamente para enfrentar las medidas que los capitalistas nos quieren imponer para pagar su crisis económica, sino aquella que le permita vencer, en este nuevo periodo de guerra de clases que se abre.

Nosotros, los jóvenes militantes de la LTS, hemos encontrado en el marxismo revolucionario una teoría que es, a la vez, una guía para la acción y en la práctica de los revolucionarios del pasado, una inspiración para seguir adelante. Desarrollada por enormes figuras como Marx, Engles, Luxemburgo, Lenin y Trotsky, forjada al calor de los grandes acontecimientos revolucionarios del siglo XX como la Revolución de Octubre, en lucha por la revolución socialista, contra la degeneración burocrática estalinista y que vuelve a mostrar su justeza como herramienta de interpretación y subversión de la realidad.

Se trata de recrear una tradición revolucionaria que, lejos de conformarse con el mundo tal cual es, gobernado por 200 monopolios capitalistas que explotan a sus trabajadores y expolian a los pueblos del mundo, se plantee la lucha contra el capitalismo y todas sus formas de dominación. Porque ser joven, implica revelarse contra el orden establecido y la forma más consecuente de hacerlo es abrazar una perspectiva revolucionaria.

Es que solo la lucha contra el sistema capitalista de conjunto permite pensar en la posibilidad de abolir de una vez y para siempre toda expresión de explotación y opresión. Estas tareas, solo pueden conseguirse destruyendo al estado y erigiendo un nuevo tipo de poder, basado en la democracia más extensiva de los explotados y oprimidos, un gobierno de los trabajadores, los campesinos, los pueblos indígenas y el pueblo, que reorganice la sociedad sobre nuevas bases, en perspectiva socialista.

Con base en estas conclusiones queremos darle vida a una gran Agrupación de la Juventud Anticapitalista, Socialista y Revolucionaria, que adopte una perspectiva anticapitalista, que luche por la revolución socialista internacional. Queremos aportar nuestra energía y espíritu de lucha para construir esta agrupación, aportando desde ahí a su vez, a la conformación de un Partido Revolucionario de los Trabajadores, que sirva de herramienta política en la lucha de clases.

Los jóvenes militantes de la de la LTS queremos poner en pie un gran movimiento que se plantee esta perspectiva, que abra la posibilidad de discutir con centenares de compañer@s un proyecto como este.
Para construir una Agrupación así, los militantes juveniles de la LTS queremos confluir con decenas de nuevos compañer@s, construyendo un proyecto común. Consientes de que hoy somos testigos del surgimiento de una nueva generación de la juventud, combativa, dispuesta a luchar para vencer y que hoy en México tendría como sustento a las decenas de jóvenes que vienen haciéndose parte del #132 y peleando consecuentemente contra la antidemocracia de régimen y sus planes en contra nuestra.
Que se niega a conformarse, institucionalizarse y adaptarse a este régimen y sus miserias sino que por el contrario, quiere combatirlo hasta sus últimas consecuencias. Este proyecto, su programa y su impulso es lo que queremos poner a discusión.

*Ponencia presentada en el acto “Trotsky en nuestro tiempo”, realizado el día 25 de agosto de 2012 en el Museo Casa León Trotsky en la ciudad de México.

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