Estrategia

LA AUTOORGANIZACIÓN DE LA CLASE OBRERA Y LAS MASAS

26 Mar 2008   |   comentários

por Jimena Mendoza, Cordinadora de la catedra libre karl marx

En la entrega anterior de esta sección vimosla importancia de la alianza revolucionaria obrera, campesina y popular como clave de la lucha contra el capitalismo. Buscamos explicar cómo una lucha consecuentemente anticapitalista deber partir de dicha unidad bajo un programa obrero con independencia de los partidos patronales. En esta entrega abundaremos en otro punto clave de una estrategia obrera: la autoorganización democrática de los explotados y oprimidos.
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El surgimiento de organismos de autodeterminación de masas es parte de la dinámica que adquirieron las revoluciones del siglo XX. En momentos excepcionales, cuando la clase obrera y sus aliados confrontan al poder del Estado, ponen en pie bajo su propia experiencia este tipo de organismos. En el gran ascenso de la lucha de clases en 1905 en Rusia las masas insurrectas inauguraron una nueva forma de organización para la lucha política, en medio de una situación revolucionaria, al calor de las huelgas que empezaron a darse: fueron los soviets o consejos de obreros y soldados. Pero Rusia no fue una excepción. Estos instrumentos emergieron durante procesos álgidos a lo largo de la historia del siglo pasado: en Argentina con las coordinadoras interfabriles durante el ascenso obrero de los setentas, en Chile con los cordones industriales que precedieron a la cruenta represión pinochetista, o en Bolivia en el marco de la revolución de 1952. En años más recientes, el movimiento estudiantil latinoamericano apeló a estas formas de organización que se inscriben también en la tradición de autoorganización: el CNH de 1968 en México, la Interfacultades de 1995 en Argentina o el CGH de la huelga de 1999 en México dan cuenta de ello.

En dichos organismos la clase obrera y los sectores en lucha discuten amplia y democráticamente las tareas mas inmediatas de la lucha, apelando a una forma asamblearia, con delegados rotativos, revocables y con mandato. Pero su rol esencial va más allá de la organización de la lucha. En el caso de avanzar hacia verdaderos organismos de democracia directa (o democracia obrera) constituyen tendencialmente un poder alternativo al poder estatal burgués y sus «democracias para ricos». Se muestran como el embrión de una democracia de los explotados, infinitamente superior a cualquier democracia burguesa, que se basa en el concurso y participación de la mayoría de la sociedad: los obreros, campesinos pobres y los sectores expoliados, al servicio de los cuales está. En Oaxaca por ejemplo, la APPO, aunque no llegó a constituirse como un verdadero órgano de autodeterminación y de poder obrero y popular, se mostró como el embrión del mismo, manteniendo una situación de doble poder por lo menos en el centro neurálgico de la ciudad oaxaqueña durante algunos meses. Si la APPO no avanzó en consolidarse como un poder alterno fue por que su dirección no tuvo una política activa para pelear por un gobierno provisional de la APPO y las demás organizaciones obreras y populares en lucha, incorporando para eso a los trabajadores del estado, el turismo y la pequeña industria, como parte de extender la huelga magisterial al conjunto de los trabajadores.
Pero esta situación de doble poder no puede mantenerse por siempre.

Como mostró la revolución rusa, o el poder emergente de los trabajadores avanza hasta aniquilar al viejo Estado y sentar las bases de uno nuevo, o el poder de los capitalistas se recompone y mediante la componenda o la coerción aniquila el poder de los explotados. De ahí que estos organismos de tipo soviético no solo son la forma organizativa de la lucha, si no la base orgánica del poder de los obreros y sus aliados, la forma democrática de un Estado revolucionario, dirigido por el proletariado. Pero para concretarse, deben orientarse a arrancarle el poder a los explotadores a favor de los explotados, para lo cual es necesaria una organización que impulse esa perspectiva.

De ahí que una estrategia revolucionaria debe pugnar en todo momento por la organización democrática de los trabajadores y fortalecer todo intento de organización independiente que apunte en este sentido. La idea de que el Partido Bolchevique era monolítico y burocrático desde su génesis es falsa, ya que fueron los bolcheviques los que en todo momento lucharon porque el poder quedara en manos de los soviets y soldados y luego combatieron a la burocracia que expropiaría este nuevo poder para sustentar sus propios intereses.
En el próximo artículo, intentaremos explicar la relación que hay entre estos instrumentos de clase y un programa independiente que encarne los intereses de los explotados y confronte el programa de los capitalistas.

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