La rebelión de las minas
04 Mar 2006
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Por: Mario Caballero
Una ola de paros mineros sacudió al país durante dos días, como respuesta del sindicato (SNTMMSRM) a la intromisión en su vida interna. Pues el gobierno orquestó el desconocimiento del dirigente nacional del gremio, a favor de un burócrata retirado ligado al “Grupo México” y avalado por la dirección de la CTM. De esta manera buscan controlar al sindicato y convertirlo en un sindicato blanco. Este ataque lo hacen mientras permanecen sepultados 65 compañeros en la mina Pasta de Conchos, debido a la falta de medidas de seguridad al servicio de elevar las ganancias patronales a base de la sangre y la miseria de los trabajadores.
Esta política voraz se incrementó bajo este gobierno de empresarios a favor de los capitalistas. Para esto aplicó la “nueva cultura laboral”que incrementa la productividad, basada en despidos, recortes salariales, contratación de trabajadores eventuales y capacitación para aumentar la productividad.
Estos métodos de trabajo son avalados por los dirigentes sindicales, y fueron acordados hace años entre el difunto Fidel Velázquez y el actual secretario de Gobernación cuando era presidente de la Coparmex. Por lo que dirigentes sindicales como Napoleón Gómez Urrutia no pueden decirse sorprendido por las condiciones de trabajo. Pero ahora, ante las tibias resistencias de este dirigente charro a ciertos aspectos de la flexibilización laboral, el gobierno lanza su ofensiva contra el sindicato.
Los paros mineros -independientemente de la utilización que quiera darle Napoleón-, muestran el potencial movilizador de este sector de la clase obrera que, en sólo dos días de paro, provocó pérdidas millonarias a sus explotadores. La participación de los trabajadores defendía, no tanto al dirigente nacional, sino a la autonomía de su sindicato, pues saben que sin organización sindical el ataque a los contratos colectivos de trabajo será mayor, y también mostraba su repudio ante el ataque a las condiciones de trabajo y las muertes de sus compañeros.
No pueden repetir la experiencia del sindicato petrolero cuando Salinas destituyó y encarceló a la traidora dirección de Hernández Galicia (La Quina), para encumbrar al incondicional Romero Deschamps, que subordinó totalmente a los trabajadores petroleros al gobierno de Salinas de Gortari. La PGR no actuará solamente contra los charros, sino que entrará al sindicato a aplacar el descontento obrero.
Sin embargo, la actitud “resistente”de Napoleón Gómez no debe confundir a los mineros, pues si sus condiciones de trabajo son tan precarias, se debe a que el secretario general avaló los contratos colectivos. Nunca organizó un paro nacional -como el de ahora- contra la sobreexplotación y los despidos; y esto hubiera fortalecido al sindicato contra la salvaje productividad y los embates del gobierno. Hoy las secciones son controladas por la dirección nacional del sindicato y reprimen a la disidencia, Hay que luchar por la autonomía y la independencia sindical, para ponerla al servicio de organizar la lucha contra la explotación y opresión en las minas.
La crisis de los aparatos charros y los trabajadores
Lo alarmante para la patronal es que estas movilizaciones ocurren en el marco de la división de la cúpula del Congreso del Trabajo y la CTM, y de la misma FSTSE, y de una importante crisis de los aparatos charros, como no pasaba hace décadas. Son los organismos de control de los trabajadores, creados en los años 20 y 30 para fortalecer al régimen pos-porfiriano. Esta es una expresión retardada de la crisis del régimen del 2000, que muestra el desgaste y la posible fragmentación de las centrales que controlan a millones de trabajadores.
En los años 70 y 80, las luchas de la insurgencia sindical tuvieron en su contra que la burocracia y el régimen estaban unidos. Hoy estas luchas pueden alentar la salida de otros sectores de la clase obrera y también el surgimiento de tendencias antiburocráticas en los sindicatos charrificados, que se propongan una política para recuperar los sindicatos.
Hoy se abre la posibilidad de que los sindicatos retomen las tradiciones de los años 70, cuando los mineros y metalúrgicos estallaron huelgas por mejores condiciones de trabajo y democracia sindical en varios estados del país. Donde la mayoría de estas luchas (como en Cananea, Altos Hornos de México en Moncloa, Lázaro Cárdenas-Las Truchas, entre otras) enfrentaban al burócrata Napoleón Gómez Sada, padre del actual dirigente del SNTMMSRM.
Sin embargo, Napoleón hijo levantó los paros –como él declaró- para no enemistarse con sus amigos empresarios. Prefiere pactar para que no le investiguen por desviación de fondos, a radicalizar al sector minero. Ante esto, los trabajadores debemos rescatar nuestros métodos de lucha -como la huelga- y la unidad de clase.
Por la continuidad de la movilización obrera
La patronal se alarmó cuando los mineros pararon la producción. Claro, la clase obrera estaban demostrando que puede parar los resortes de la economía y las finanzas de todo el país (nada más véanse las pérdidas acumuladas). Los partidos del Congreso y la Iglesia también llamaron a pactar. Para todos ellos, la estabilidad significa el mantenimiento de las relaciones de explotación en armonía, y quieren garantizar que el descontento sea desviado hacia las elecciones del 2006.
Pero probablemente sectores de la clase obrera saldrán a repeler la ofensiva neoliberal, y esto puede cambiar la situación que hoy es favorable para los patrones. Para eso hay que organizar la lucha contra los planes de explotación, con un plan de lucha y un programa que frene la ofensiva contra los mineros y demás trabajadores de la producción y los servicios.
No pueden ser los programas “antineoliberales” (como el del 3er.Diálogo Nacional), que no atentan contra la explotación capitalista y sólo buscan un capitalismo menos salvaje. Pero ¿qué es para un minero en un socavón, esa política antineoliiberal? ¿Acaso evitarán los derrumbes y los gases letales de las minas? ¿Evitará que los hijos de los mineros bajen a la mina a ocupar el lugar del jefe de familia, cuando éste esté prematuramente incapacitado para trabajar o se accidente? ¡No! La clave es luchar contra la explotación; sino se está por mantener el capitalismo. En ese camino, para garantizar la seguridad y los salarios de los trabajadores, hay que luchar por la expropiación de la mina bajo control de los trabajadores (como la “Fábrica sin patrones” de Zanón en Argentina). Luchemos para que toda mina que cierre o amenace con despedir, sea expropiada sin indemnización.
Ante la ofensiva gubernamental, en la defensa del sindicato no damos ningún respaldo político a Napoleón Gómez Urrutia, responsable de los contratos colectivos de trabajo que sufren los mineros. Pero los trabajadores deben tener la libertad de exigirle cuentas a su dirigente y deponerlo mediante asambleas democráticamente hechas. ¡Fuera manos del estado de los sindicatos! ¡Democracia Sindical! De igual forma, los trabajadores no pueden seguir bajo esos contratos colectivos firmados por la dirección sindical y las empresas: deben ser votados por la base en asambleas generales.
Hoy es urgente impulsar el más amplio apoyo con los mineros y las familias de los trabajadores sepultados en Pasta de Conchos, con acopio de víveres y solidaridad nacional e internacional, y denunciando la presencia represiva del ejército. Tenemos que castigar a los responsables de esta desgracia en Pasta de Conchos: para eso hay que formar una comisión investigadora independiente, encabezada por los trabajadores y familiares.
Para impulsar este programa y estas demandas, es necesario un gran paro nacional del sector minero. Y poner en pie una coordinación de los obreros mineros que garantice e impulse un verdadero plan de lucha y elabore un pliego de demandas unificado.
Es el momento de que los sindicatos como la UNT y el SME, que han declarado su oposición al gobierno, convoquen a un gran paro nacional en solidaridad, para unir fuerzas contra el ataque patronal y el gobierno, y que pongan sus recursos materiales al servicio de los mineros, sus familias y su lucha.
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