SITUAM
Un balance de una gran huelga
03 May 2008
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Por: Sofia Andrade
Terminó la huelga más larga en la historia del SITUAM, una de las más importantes luchas del año, por la radicalidad de sus métodos y determinación de sus bases. Por 64 días los trabajadores enfrentaron retos que, dejaron una importante experiencia para las próximas luchas del sindicato y los trabajadores.
Las demandas que mantuvieron al movimiento durante este tiempo, al final fueron disminuidas en el ofrecimiento final, donde la cerrazón de las autoridades de la UAM y el aislamiento en que estaba la lucha, propiciaron que la patronal impusiera sus condiciones para levantar la huelga.
Así, los delegados en el comité de huelga decidieron aceptar la oferta de aumento salarial de 4.25 directo al salario y 1.2 en prestaciones; más, un bono de 2 mil 500 pesos para el personal administrativo.
También se considera el pago de 50% de salarios caídos de los días hábiles y el 100% de los inhábiles (sábados, domingos y feriados, entre ellos la Semana Santa), lo que equivale a poco más de 73% del total de salarios caídos.
Previamente el comité ejecutivo del SITUAM hizo un llamado a sus afiliados a levantar la huelga y aceptar el «máximo ofrecimiento» de las autoridades. «Concluir la huelga en los términos planteados representa que el sindicato puede tomarla como una salida sin abandonar su reclamo de recuperación salarial, sin que éste quede sujeto a un nuevo manual de puestos, ni a un programa de productividad», dijo Socorro Hurtado, secretaria de Finanzas del sindicato.
Esta postura del sindicato, basada en una mediación de la Secretaría del Trabajo, jugó contra los intereses de los trabajadores pues, que generaron expectativas en la tramposa promesa de una posterior negociación.
El resultado de la lucha
La gran lucha de la UAM sufrió el ataque de los medios de comunicación y las autoridades, así como de muchos académicos (aunque hubo un sector, donde destacaban Hugo Aboites y otros docentes, que apoyaron abiertamente la huelga). Uno de los principales factores que conspiró para que esta huelga obtuviera sus reivindicaciones iniciales fue el aislamiento, resultado de que las direcciones sindicales como el SME, el STUNAM y otros, no convocaron a acciones efectivas de solidaridad, como un paro en apoyo a la huelga (exigido por el activismo del SITUAM).
En estas condiciones de aislamiento y satanización del movimiento, era una necesidad de primer orden profundizar, dentro del sindicato, la discusión y participación de la base, para contrarrestar el cansancio y cualquier atisbo de desmoralización. Lamentablemente éste no fue el centro de la política de la dirección sindical, ni tampoco fue una pelea consecuente de las corrientes opositoras. En cuanto a la dirección, ésta cayó en actitudes como plantear a través de los medios la urgencia de levantar la huelga, sin haber consultado a las bases. Así como presionar a los delegados con amenazas de renuncia; esta política de la dirección del sindicato terminó yendo en contra de la lucha y solo podía tener el efecto de disminuir la moral de los trabajadores en huelga.
En estas condiciones, los delegados se vieron obligados a aceptar el último ofrecimiento de las autoridades, que como planteamos, estuvo muy por detrás de las reivindicaciones del movimiento.
Muchos compañeros posiblemente sientan este resultado como un revés, sentimiento creciente por el discurso reaccionario de algunos sectores de académicos y estudiantes. Sin embargo, es fundamental sacar las conclusiones que potencien la organización y la discusión de los trabajadores; en primer lugar, ser concientes de la fuerza de nuestros métodos de lucha, como es la huelga. Y, junto a ello, la importancia de la unidad y la coordinación de los trabajadores de los distintos sindicatos, lo cual implica superar el conservadurismo de la mayoría de las direcciones sindicales; así como una política para incorporar al conjunto de los trabajadores del sindicato a partir de las asambleas de base. Para llevar estas lecciones a la práctica, es necesario pelear por una dirección democrática y clasista al interior del SITUAM. El surgimiento de un amplio sector de trabajadores combativos durante la reciente huelga, es un primer paso para avanzar en esa perspectiva.
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